Librería

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—"Eres una persona muy agradable"—.

Fue lo primero que me dijo después de habernos hablado por primera vez en las ultimas dos semanas.

Todo empezó mientras yo trabajaba en las montañas cortando leña con mi abuelo, pero antes contaré otros acontecimientos que llevaron esas circunstancias.

—veníamos en la camioneta de mi abuelo y el se detuvo en una plaza para comprar carne
—"pensándolo bien recién estaría una persona más en su casa por lo que necesitaba más comida, claro"—. El se iba a tardar como media hora por la fila entonces al lado había una librería le pregunté si podría ir un segundo, —El abuelo asintió con la cabeza—.

el vidrio de la ventana estaba opaco y se notaba que la librería tenía mínimo 50 años, habían macetas con flores azules en la entrada, la puerta era de las que se cierran solas con la campanita así que al entrar se escucha.

—Suena la campana al entrar. y luego un "Bienvenido"..—.  
o esa esperaría de alguien pero nadie me recibió y pasé como fantasma en cementerio.

—"No esta tan mal, al parecer sí cuidaron el interior y está algo moderno" — Pensé al caminar por los pasillos.

El ambiente era realmente confortante como si fuese mi espacio personal ya que no había tantos clientes, la encargada era una señora de unos treinta y tantos que no es ni grosera ni cordial pero está ahí para preguntarle cualquier cosa.

Habían varios estantes de libros y eran realmente altos, el edificio tenía dos plantas ya que se podía ver desde el exterior, En la entrada principal no había nadie registrando bolsas ni nada, confiaban mucho en sus clientes. —Vaya lugar más tranquilo..—.

 Un fuerte olor a papel viejo aunque suave a madera era lo que se manifestaba por los pasillos polvorientos de la librería de hace medio siglo.

En el primer pasillo no encontré nada realmente interesante más que historia y geografía, un libro por ahí con el nombre de "Accidentes Geográficos de.." y luego "Ciencias Sociales" etc..

—Me recordaba cuando estaba en 5to grado de primaria—.

Libros iban de todas las materias que podrías ver en la escuela, ya sea Lengua y Literatura hasta Astronomía, en especial me llamó la atención ese último ya que para mi el espacio es algo tan abismal pero intrigante, y me lo llevé.
Pase a caja, llevé el libro de Astronomía y una libreta que usaría como Diario.

Pagué, no fue mucho, era barato todo porque era viejo. La Señora me vio y dijo algo en voz baja como —"seguro que ni sabe leer el chico este"—. pero a decir verdad yo no era el tipo intelectual ni sofisticado, solamente quería algo para pasar el rato, así que literalmente me importó más lo sucio que estaba el lugar y que ella no limpiaba.

Pero no me quejaba ya que no había gente, así que fue más fácil buscar entre todo, salí de la librería no parecía haber mucha gente fuera y buscando a mi abuelo..

 —Maldición.. —Dije mientras miraba que a 5 cuadras mi abuelo había despegado en su camioneta hacía la montaña, hacía casa—. ¿Por qué? Porque así es el abuelo, una persona confiable pero dura como una piedra caliza llena de puntas filosas, Si. esa descripción es mejor.

Miro mi reloj y apunta la manecilla pequeña abajo y la grande a la izquierda. era hora de marchar, no conocía la zona muy bien pero se que pasan autobuses a dos cuadras de la librería.

—escribo en mi libreta..— "Nunca llegar tarde a un lugar sea cual sea porque tendrá consecuencias"—.

Caminaba y caminaba, —vaya que duele los pies andar en zapatos viejos, claro si, no son adecuados ni para caminar ahora para correr—.

¡Por fin! Pensé que jamás llegaría a la parada, dije antes de darme cuenta de un anuncio extraño en la pared de la estructura. —Miro fijamente el cartel de bus—.

—Por el día de hoy no estarán disponibles los transportes públicos debido a que el chofer de la unidad 133 falleció en un accidente cerca de la montaña, nuestro mayor pésame a la familia del conductor.
Firma la cooperativa de blabla..—.

Ese cartel despertó en mi una sensación extraña de curiosidad y morbo, no les mentiría ya que me intereso por las cosas más extrañas, de igual manera que desafortunada noticia para el conductor y para mi, Ahora me tocara irme a pie. 

El horizonte dejó de ser naranja, pasando por todos los tonos cálidos hacía lo oscuro y friolento.
no era miedo lo que tenía sino confusión porque, empezaría a vivir desde hoy en un pueblo remoto con mi abuelo. 

—Créanme, no les interesa mi pasado y si lo hace, mejor no sonrías porque no les contaré nada—Todavía...—.

Montaña, llévate mi estrés.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora