𝑐𝑢𝑟𝑖𝑜𝑠𝑖𝑑𝑎𝑑 - [robleis x rubius]

iv

-'๑'-

Imágenes que iban y venían, horas que pasaban y estrellas que se movían. Sueños difíciles de entender, que se movían y hacían figuras que al final podía comprender. Se veía a sí mismo, sintiendo un calor conocido, una satisfacción precisa y un placer que se le iba de las manos. No veía nada, pero sentía el mover de sus labios junto a otros; al abrir levemente sus ojos se encontró con un rostro conocido, en un lugar conocido, en un momento conocido. Besaba a un hombre que tenía el cabello desordenado y los labios rojos ya, y sintió el deseo insoportable de llamarlo por su nombre y pedirle algo; pero cuando quiso hacerlo todo empezó a deshacerse como si un tejido fuera, hasta que no quedó nada y se sumergió fríamente en una negrura inmensa.

Despertó horas después, enredado entre la realidad y el sueño y con los pies fríos al estar destapado. Se levantó con pereza, refregándose la cara intentando sacudirse un poco la modorra; y luego bajó al comedor a desayunar. Su hermano se había quedado a dormir en su casa, recordó, lo suficientemente tarde como para poder hacer algo al respecto, cuando lo encontró ya sentado ante la mesa desayunando en silencio, con su celular en la mano y un plato de facturas a su lado.

- Buen día bello durmiente. - Le dijo el chico, sin mirarlo; al parecer de alguna forma se dió cuenta de que estaba allí con él.

- Hola, Thiago.

Se dió el silencio. El mayor de los dos se dirigió a la cocina a prepararse algo para desayunar, mientras el más chico lo inspeccionaba de reojo; juzgando su pijama torcido, su cabello desordenado y la forma en la que arrastraba sus pies descalzos llenando de mugre las medias. Thiago no decía nada pero se mordía la lengua para no preguntarle a su hermano por lo que había visto la noche anterior, cuando entró al set up de Tomás.

Nunca más entro a algún lugar donde estés vos, Tomi, sin tocar antes la puerta.

El pibe tenía muchas dudas. Para él, Tomi y Rubius eran el estereotipo perfecto de mejores amigos, que jugaban videojuegos, salían y tomaban juntos, y ahora se los había encontrado en una situación que a él le parecía bastante difícil de excusar. ¿Acaso tenían una relación en secreto y no lo sabían? ¿Eran novios? ¿Amantes? ¡¿No podían buscarse un lugar mejor para comerse?!

- ...Thiago!

- ¿Qué?

El menor salió de su ensimismamiento cuando la voz de su hermano lo llamó en alto, al parecer le había estado hablando y no lo estaba escuchando.

- Te pregunté si tenés el azucarero allá...

- Ah, sí, está acá en la mesa.

Robleis dejó la cocina y se sentó a la mesa, enfrentado a su hermano, quién lo ignoraba olímpicamente mientras se concentraba en su teléfono.

Un rato después la incomodidad era obvia en el ambiente, de parte de Robleis porque sabía que su hermano lo había agarrado la noche anterior en el peor momento y de parte de Thiago porque tenía mil dudas y cero respuestas.