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Después de las vacaciones de verano más largas de toda su vida, el primer día de clases en la preparatoria finalmente había llegado.

George había salido más temprano de lo normal esa mañana.

No pretendía llegar tarde con un nuevo año escolar esperándolo fuera de las cuatro paredes de su habitación.

Otro miserable año escolar.》

Y una vez había llegado a su destino, se dirigió directamente a su casillero con el propósito de llevar consigo un par de libros que necesitaría para las clases que tendría en el transcurso de la mañana.

En el proceso de encontrar los libros acorde a su horario, fue sorprendido por la repentina presencia de su amigo, Wilbur.

-¡Hola, Gogy!- ¿Cómo te sientes en tu primer día de clases?- Saludó, bastante animado.

-Hola, Wilbur.- Si te soy sincero, no podría sentirme peor.- George devolvió el saludo a regañadientes, no tan animado en comparación a su amigo.

-Oh, veo que te has levantado con el pie izquierdo. Descuida, pronto se te pasará.- Bromeó, restandole importancia.

-No lo sé, aún no entiendo el por qué del entusiasmo, este día no tiene nada de especial en si mismo.-

-Bueno, realmente no tengo mucho más que decir, amigo.- Veremos como te va en este nuevo año escolar, ¿Quién sabe? Quizá hagas nuevos amigos.-

-Ugh.. No estoy de humor para estas tontas suposiciones tuyas.- Sé que este no será más que otro miserable año escolar siendo acosado por Sapnap y los matones de sus amigos, no hay nada de nuevo en ello.-

-George.. ¡Vamos! Este año puede ser diferente, ten confianza.-

-Meh, realmente no lo creo.-

-No seas pesimista, amigo.- Wilbur posicionó una de sus manos en su hombro intentando hacerlo entrar en razón.

-No lo soy, al contrario. Esto se llama ser 'realista'.-

-Uh-huh. Bueno, de todas maneras... Cambiarás de opinión una vez que dejes todo ese pesimismo atrás, pero por ahora, nos veremos luego. Tengo clase de literatura a primera hora y conoces al profesor. Es todo un caso.-

-Está bien. Te deseo buena suerte, cosa que claramente yo no tengo.- Suspiró.

-¡Hey! No todos los años tienen que ser iguales a los anteriores.- ¡Nos vemos en la cafetería en el almuerzo! Recuerda, ¡Confianza!- Wilbur se despidió desde la distancia agitando su mano con entusiasmo, para terminar desapareciendo entre la multitud.

George, después de pensarlo un poco, consideró la posibilidad de que Wilbur tuviera razón, pero aquella posibilidad se desvanecío tan pronto como Sapnap golpeó bruscamente la puerta de su casillero provocando que pegará un sobresalto del susto que le había dado.

Sabía que no significaba nada bueno.

-Vaya, vaya, vaya.- Realmente no has cambiado nada después de tantooo tiempo sin vernos... Sigues siendo el mismo tonto asustadizo de siempre.- Sapnap enseñó los dientes, dejando escapar una carcajada.

-Oh.- Sapnap, eres.. tú.- Suspiró.

-El único e inigualable.- Respondió, con cierto aire de superioridad.

-¿Qué es lo que quieres esta vez?- Lo último que quiero es tener que lidiar con tus tonterías tan temprano en la mañana.

-Simplemente quería recordarte que este año no será diferente a los demás como te hizo creer tu amiguito, y espero que estés preparado, por que no pienso dejartela fácil.-

-Genial, esto era lo único que faltaba para terminar de arruinar mi día..- ¿Cuando será el día en el que me dejes en paz de una vez por todas?-

-Hmm.. Déjame pensarlo..- Sapnap Permaneció en silencio durante un par de segundos antes de responder. -Nunca.- Y una vez había respondido su pregunta, arrojó sus libros al suelo de un manotazo.

-Maldita sea.- Sin pensarlo mucho, George se agachó para recoger los libros que se encontraban en el piso, sin saber que eso era exactamente lo que Sapnap quería que haga.

-Oh.- ¿Dijiste algo? No puedo escucharte desde ahí abajo.- Dicho esto, levantó su pie para presionarlo contra la cabeza de George impidiendo que este se levantará.

George, incapaz de moverse, no supo como reaccionar ante tal situación.

Quedó en estado de shock.

-Eso fue lo que pensé, pequeña e insignificante perra.- Sapnap levantó su pie, más no sin antes patear su cabeza con el mismo, para pegar media vuelta e irse.

Pero cuando todos pensaron que la escena habia terminado allí, Sapnap recordó que había olvidado la cereza del pastel.

-Oh, espera.- ¿Cómo pude haber olvidado un detalle tan importante?- Regresó hasta él, para acto seguido pisotear su mano con fuerza.

George no hizo más que retorcerse del dolor, siendo incapaz de defenderse en la posición vulnerable en la que se encontraba.

Todo el mundo comenzó a reír habiendo presenciado como George había sido intimidado, con él aún permaneciendo en el piso junto a sus montones de libros desparramados.

Al salir del trance en el que se encontraba, rápidamente recogió sus libros y se levantó, dirigiéndose al baño con el propósito de arreglar su cabello, siendo que se había despeinado después de haber sido víctima de aquella broma pesada por parte de Sapnap. (Si esque se le podía llamar "broma" a algo así.)

Sin más, una vez lavó su cara y arregló su cabello, no tuvo más alternativa que regresar a su salón de clases a pesar de todo lo que había sucedido.

Su mano estaba adolorida, pero él no pensaba faltar a clases en su primer día con tal de pasar por la enfermería, asique decidió resistir el dolor y estar pendiente de sus clases matutinas, pretendiendo que todo estaba bien.

Quizás luego tenga algo de tiempo libre para pasar por allí, pero temía que la enfermera preguntará por la razón del dolor. ¿Cómo le explicaría que la razón habia sido un caso de acoso escolar? ¿Cómo le explicaría que no se trataba de una simple broma como a él le gustaría creer? No lo sabía, y era por eso que dudaba en si debía ir o no.

No quería que todo el mundo lo supiera, aún menos algún docente o alguna autoridad en la preparatoria.

Lo último que él querría sería interpretar el papel de la víctima incapaz de valerse por sí misma e incapaz de defenderse por su cuenta, por lo que su decisión estaba tomada.

No le quedaba otra alternativa más que creer en las palabras de Wilbur.

Después de todo, un nuevo año escolar significa un nuevo comienzo, ¿No es así...?

Él sabía que no, pero tampoco podía hacer la gran cosa para cambiar lo que ya estaba escrito.

𝟯𝟬 𝙙𝙖𝙮𝙨 | 𝘿𝙉𝙁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora