Lo que empezó como una pequeña broma, terminó siendo una ¿gran noticia?
Mención de parejas secundarias.
Una leve diferencia de edad.
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Omegaverse, Mpreg y muchas cosas más.
Espero les guste.
Hubo muchas felicitaciones y uno que otro regaño hacia Jimin más que todo, además de un interrogatorio por parte de los alfas de la familia, el cual duró casi 3 horas.
No negara que estuvo un poco preocupado, después de todo se llevaban algunos años y sobre todo el aún no cumplía la mayoría de edad. Esperaba que eso no fuera un problema y sus padres aprobaras su relación.
Y todo salió bien, estaba feliz de que Jimin convenciera a sus padres, no sabe cómo hizo y estos tampoco hablaron de ello.
Pero lo bueno, era que ahora podían estar con más libertad, no tendría que ocultar su relación o verse a escondidas.
Tampoco es que se haya salvado de recibir un pequeño castigo, pero estaba feliz, ya que era un peso menos.
Además todo salió bien, la comida fue tranquila, a excepción de las náuseas, pero todos estuvieron ahí para cuidarlo y ayudarlo en lo que necesitará.
Nam se quedó esa noche y después de que Jimin se fuera, su familia le quitó tiempo valioso, tiempo que pudieron usar para ellos y recibir mimos. Y sabía que Jimin vendría mañana y todos los días, pero sólo lo quería lo más cerca posible.
Culpaba a sus hormonas.
— No está mal —escuchó la voz de Nam.
— No lo está, Jimin es genial, pero es mío y solo mío —sonrió con orgullo.
— Mezquinó y sabes que él no es mi tipo.
Ambos rieron, hablaron de muchas cosas, antes de caer rendidos por el sueño.
Mañana sería otro día.
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— ¿Crees que me veo muy gordo? —miro con interés al mayor, el cual estaba acostado en la cama mientras él se había estado mirando en el espejo.
Había pasado un mes desde que le contó a sus padres y poco a poco su cuerpo iba cambiando, sin duda un cambio drástico.
Jimin le miro con atención, centrando su mirada en sus muslos pálidos, los cuales amaba morder, besar y dar palmadas hasta que se pongan de un lindo color rojo, lástima que estuvieran en casa de sus suegros.
— Jimin —apretó los labios con molestia.
— Lo siento cariño, pero te ves hermoso, como siempre.
— No es cierto, me veo gordo.
— Solo estás lleno de amor —se levantó para ir y quedar detrás de él y poner sus manos por debajo de su sudadera (la cual estaba usando ahora el omega) —. De mi amor
— Eres un tonto alfa.
— Lo soy.
— No estoy lindo.
— Eres el más hermoso, con o sin unos kilitos, amor.
Sabía que su novio sólo quería pelear, lo conocía tan bien, como él hecho de que quería atención y mimos, lo que no dudaría en darle.
