Capítulo 10

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Pov Narrador:

No podía creer que se iba a casar, tampoco podía evitar sentir una mezcla de incredulidad y emoción al pensar en su futuro junto a Jimin. Sin duda nunca se imagino dando este paso y mucho menos esperaba que sucediera tan pronto, aunque sería mentirse, ya que sentía que su embarazo era una especie de presión para su alfa. 

Él quería finalizar sus estudios, ser alguien del que sus padres estén orgullosos y no deseaba casarse mientras estuviera embarazado, aún le invadían numerosas inseguridades en esos momentos.

Pero trataba de no añadir más preocupaciones a su lista, sobre todo porque debía cuidarse, ya no solo había dos vidas que dependían de él. Aunque en el fondo le afectaba lo que los demás pudieran decir ya que casarse en su estado alborotaría un avispero innecesario.

Después de todo, era humano y no podía evitar que las opiniones ajenas le afectaran de algún modo, no era tan fuerte como le hacía creer a los demás, si lo insultaban o hacían de menos.

Sin duda la propuesta de matrimonio le había tomado por sorpresa, espero algo sencillo, pero supero sus expectativas. Él sentía una profunda felicidad, también se encontraba sumido en la duda y el temor.

Jimin podría arrepentirse y buscar el amor en alguien más y no en alguien gordo y malhumorado Omega como él.

Pero ahora debía arreglar otros asuntos.

— Felicidades.

— Se lo dijiste.

— Me dio lástima. Pero debes decirle, en algún momento se va a enterar.

— No es necesario y lo sabes, lo amo Nam. Pero esto...

— No hasta ese punto —el menor solo rodó los ojos —. Usted se las tira de valiente, pero no es más que un cobarde.

— No hablemos de cobardía, cuando tú ni siquiera te puedes acercar a un alfa sin entrar en pánico —sabía que el embarazo lo alteraba, pero no quería decirle nada de eso a Jimin o a nadie —. Ni siquiera te paso a ti, te traumaste por algo que paso hace años. Ni siquiera sabes lo horrible que es que te obliguen a recordar, el pánico y la desesperación.

Él peli castaño solo podía escuchar todo lo que decía, sabía que su amigo estaba fuera de sí, lo podía sentir, además el color de sus ojos siempre era opaco, no debía enojarse.

— Incluso después de que lo viste, me culpaste, no sabes cuanto desee desaparecer —las lágrimas caían, pero no hizo nada para detenerlas —. Recuerdas cuando intentaste abogar por esa basura.

Y antes de darse cuenta había golpeado a su amigo, el cual estaba embarazado, el arrepentimiento no tardo en mostrarse en su rostro.

Pero ya era tarde.

— Eso hiciste, pero no te culpo, supongo que cualquiera hubiera hecho lo mismo. Pero yo nunca dudaría de ti.

Tras decir eso salió de la habitación.

Tras decir eso salió de la habitación

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