Capítulo 17

1.5K 138 10
                                    

- Pienso contarlo. - Volvió a repetir Benedict.
Eloise puso los ojos en blanco al escuchar esa frase.
- Cuando lo repites por quinta vez deja de tener la misma emoción. - Dijo enfadada cerrando el libro que estaba leyendo para mirar seriamente a su hermano.
- Estoy seguro de que cuando lo leas en el Whistledown será más impactante. - Amenazó Benedict y Eloise soltó un bufido.
- Lady Whistledown no me importa lo más mínimo. Prefiero leer cosas mucho más interesantes. - Dijo ignorando a su hermano y volviendo a su libro.
- El problema es que no lo entiendes Eloise.- Respondió Benedict levantándose del asiento.
- Te equivocas hermano, eres tú el que no lo entiende.
Benedict miró a Eloise confuso y ella suspiró frustrada.
- Ahora crees que Jane llevaba meses engañándote para enamorarte y hacerte daño. Cuando lo único que ha deseado ha sido pintar desde el principio. Tú llegaste después, eres un daño colateral. Y estoy segura de que en ningún momento quería haberte herido, pero hay veces que para conseguir lo que uno desea hay que ser un poco egoísta.
- Pero quizás si hubiese sido sincera conmigo desde el principio yo lo habría entendido.
Eloise miró a su hermano estupefacta.
- ¿Lo habrías entendido? Benedict eres un hombre. Todo lo que pides lo consigues. Quisiste pintar y nadie te puso ninguna pega para entrar en la academia. Y si en cambio hubieses querido estudiar o viajar por Europa como Colin, lo habrías podido hacer. Porque eres un hombre. Jane no tiene esa suerte. Y la única forma, por descabellada que sea, que tenía de cumplir su sueño era arriesgándolo todo. Y no te lo contó porque nunca sabrás cómo es estar en esa situación. Como te niegan todo solo por ser mujer. Como cada paso que das y cada movimiento que haces están medidos a la perfección para evitar un escándalo y ser una hija o futura mujer perfecta.  Te aseguro Benedict, que no lo entiendes.

Las palabras de su hermana hicieron que Benedict pasara el resto del día dándole vueltas a la situación. Quizás había exagerado, Jane tenía una razón de peso para todo lo que había hecho y él no había sabido verlo en el momento. Todo el dolor que había sentido la noche anterior y ese día empezaba a disiparse y se sustituía con ternura recordando los momentos que había pasado junto a Jane en la academia cuando no sabía que era Michael. Se sonrojó al pensar en cómo se quitó la camisa frente a ella sin pensarlo, en el talento que tenía y lo mucho que habían podido conversar y aprender el uno del otro, sintió todavía más rabia al pensar que Anderson le había hecho daño y finalmente sonrió pensando en como se había enamorado de ella siendo Michael y como se había vuelto a enamorar de Jane en los salones de baile, picnics y reuniones en su casa. 
Tras su reflexión decidió que al día siguiente a primera hora estaría en casa de Lady Hall dispuesto a hablar con Jane.

Pero esta conversación nunca llegó a término , porque mientras Benedict reflexionaba en su casa, Jane hacía las maletas en casa de su tía, con la intención de volver a Kent lo antes posible.
- Creo que te estás precipitando. - Dijo Emily intentando persuadir a su hermana.
- Emily ya lo hemos hablado, mi decisión está tomada. Ya no hay nada que me retenga en Londres y solo quiero volver a casa. - Respondió Jane centrándose en doblar sus vestidos para evitar echarse a llorar.
- Pero sigo pensando que ha habido un malentendido. Benedict no puede odiarte y estoy segura de que a la tía se le pasará el enfado en unos días.
- ¡Emily! Por favor, basta. - Exclamó Jane haciendo callar a su hermana. - Benedict dejó muy claro anoche cómo se sentía y estoy segura de que no tardará en contarlo. Lo mejor es que me vaya de Londres cuanto antes para no arruinaros más la vida a ninguno.
Jane se llevó las manos a la cara para tapar sus lágrimas y Emily se acercó a abrazarla.
- De todas formas el señor Bridgerton tampoco era tan guapo. - Bromeó Emily consiguiendo que su hermana sonriese.

Benedict no se enteró de la partida de Jane hasta el día siguiente cuando ya se disponía a abandonar su casa. Y fue su madre la que se lo comunicó apenada. Al parecer el padre de las Wood había tenido una caída y Jane debía ir lo antes posible a Kent para encargarse de él, o eso al menos había escuchado decir Lady Bridgerton a una de las doncellas. Benedict enseguida entendió cuál era la verdadera razón de su partida y no pudo más que sentirse culpable y desear volver atrás un par de días.
Decidió dar un paseo para despejarse y sin quererlo acabó cerca de la academia. Con una punzada de dolor decidió entrar como esperando ver aparecer a Jane de repente. En su lugar, se cruzó con uno de sus profesores que le llamó al verle.
- ¡Señor Bridgerton! Qué alegría verle por aquí, ya empezaba a echarle de menos.
- He estado ocupado.- Mintió Benedict.
- Comprendo. Por cierto, ¿puede decirle a su amigo el señor Baker que sus cuadros están cogiendo polvo en el almacén? Ese joven también lleva tiempo sin venir y es una lástima ver sus obras ahí olvidadas.
- Ha tenido que irse de la ciudad. No sé si volverá a por ellas. - Respondió con tristeza Benedict.
- Pues hay mucho talento en esos lienzos, es una pena que estén sin acabar porque estoy seguro de que habrían triunfado en los salones de Somerset House. Que tenga un buen día señor Bridgerton.
Desde luego era triste, un solo lienzo de Jane tenía más talento que la mitad de alumnos de la academia juntos. De nuevo volvió a pensar en las palabras de su hermana. En lo injusta que había resultado toda la situación y en lo mucho que ya echaba de menos a Jane.

Kent era mucho más tranquilo que Londres en todos los aspectos. Jane sintió alivio al llegar a su pequeña casa donde esperaban sus padres su llegada. Decidió no mencionarles nada a sus padres y agradeció la discreción de su tía. "Cuanta menos gente lo sepa mejor" Había dicho su tía antes de despedirse de Jane en Londres.
Los primeros días que pasó en Kent estuvieron llenos de angustia, mirando nerviosa por la ventana por si llegaban noticias de su escándalo. Pero tras una semana de silencio la angustia empezó a desaparecer poco a poco y Jane decidió dejar atrás Londres y todo lo que había pasado. Solo se enteraba de lo que pasaba en las breves cartas que enviaba Emily, donde decía que ella y su tía se encontraban bien y que estaba frecuentando a un joven llamado Eric Owen que parecía increíblemente encantador. Y nada más, ninguna mención a la familia Bridgerton o a Lady Whistledown. Esto resultaba reconfortante, pero a la vez con cada carta Jane sentía una punzada de dolor al no saber nada más de Benedict. No creía que fuese posible echar tanto de menos a una persona. Aunque intentase evitarlo el joven Bridgerton era el protagonista de sus pensamientos la mayor parte del tiempo y por mucho que lo intentase no conseguía sacarlo de su cabeza.
Todo el tiempo que estuvo en Kent lo pasó pintando, aunque no conseguía acabar ningún cuadro, todos tenían defectos. En uno había pintado a su madre con la cabeza demasiado grande y en otro las margaritas del fondo parecían dalias y arruinaban la composición.

Tras casi un mes de silencio en el que no recibió muchas noticias de Londres, llegó una carta que hizo que la paz que había encontrado en Kent se tambalease.

Ícaro || Benedict BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora