Capítulo 19

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Somerset House era tan impresionante como Jane recordaba. Que feliz era al estar en esas salas rodeada de arte. Por un segundo volvía a estar en la academia pintando. Aunque ese pensamiento más que traerle recuerdos le creó cierto miedo y enseguida se puso a mirar a su alrededor por si descubría la presencia de algún Bridgerton. Emily al ver la expresión de su hermana decidió llevarla junto a su prometido y presentárselo por fin para además distraerla un poco.
Eric Owen era tan encantador como su hermana había cantado. Era alto y fuerte, de pelo rojizo y ojos claros. Se mostraba algo tímido pero era evidente que era un joven con modales y muy inteligente.
El humor de Jane volvió a cambiar al ver el futuro que le esperaba a Emily. Sería muy feliz con ese caballero y eso era lo único que Jane podía desear.
De repente surgió un bullicio entre la multitud y de entre toda la gente apareció su majestad la reina seguida de su habitual séquito. Al pasar junto a las Wood y el señor Owen asintió ante la feliz pareja y Jane habría jurado que la reina le guiñaba un ojo, pero sin duda debió ser una confusión.
Su majestad se dirigió al fondo del gran pasillo hacia una gran puerta cerrada. Todos los visitantes se acercaron y esperaron impacientes las palabras de la reina.
- Muchas gracias por acompañarme hoy aquí todos, es un día muy especial.  - Empezó a hablar la reina y Jane miró a su hermana confusa que encogió los hombros sin entender. La reina continuó con su discurso.- Como ya sabéis, soy una amante de las artes plásticas como se puede apreciar en las exquisitas obras que adornan las paredes de Buckingham. Pero meditando un día por los pasillos tras una conversación muy interesante, me di cuenta de que ninguno de esos cuadros, como los de estas salas, estaban firmados por mujeres. Por eso he decidido inaugurar unas salas aquí en Somerset House dedicadas a tantas mujeres que han dejado su huella en el arte, y que a partir de ahora podrá ser admiradas por todo el mundo y no cogiendo polvo en un desván.
Todos los allí presentes aplaudieron las palabras de la reina y Jane sintió dolor en las mejillas de tanto sonreír. Si había salas dedicadas a mujeres eso significaba que ella podría algún día formar parte de esas paredes y sin dudarlo se dirigió hacía la primera de las habitaciones donde ya paseaban los visitantes.
A medida que descubría un nuevo cuadro su sonrisa se ensanchaba al leer el nombre de la mujer que lo había pintado. Sofonisba Anguissola, Artemisia Gentileschi o Clara Peeters eran algunos de los nombres que aparecían entre tantas otras.
Al llegar a la segunda sala se paró sorprendida ante una obra que decoraba una de las paredes. En el lienzo aparecía un cuerpo desnudo, por su postura era difícil decir si se trataba de un hombre o una mujer. La figura andrógina miraba directamente al espectador, aunque se cubría parte del rostro como señal de vergüenza. De su espalda salían unas alas como de cera que parecían estar derretidas por el sol.
- Es de una calidad excelente, ¿no les parece?- La voz del señor Granville a su izquierda le sorprendió, junto a él Lady Danbury y la reina observaban el cuadro intrigados.
- Sin duda hay mucho talento en esas pinceladas. - Añadió Lady Danbury. - ¿Y usted que opina señor Bridgerton?
El corazón de Jane se paró al sentir la presencia de Benedict Bridgerton a su derecha.
- Ojalá poder dar mi opinión, pero estoy sin palabras.
Aún sin aliento Jane miró el marco dorado que encuadraba la obra donde grabado en letras negras ponía el título y el autor de la obra:

ÍCARO, JANE WOOD.

Jane miró a Benedict pero cuando por fin recuperó fuerzas para hablar la reina tomaba de nuevo la palabra y el joven Bridgerton se dirigía al fondo de la sala lejos de ella.
- Como la generosidad de vuestra reina no tiene fin, he tomado la decisión de conceder una beca de estudios en la Real Academia de Dibujo y Pintura de Londres a aquellas jovencitas que estén a la altura para cursar sus estudios a partir del año próximo.
Mientras la reina pronunciaba esas últimas palabras miró a Jane directamente y al finalizar toda la sala se llenó de aplausos, vítores y agradecimientos a la reina.
Con una valentía que nunca creyó tener se acercó a la reina y haciendo una pequeña reverencia le dijo.
- Majestad, cómo podría yo agradecerle.
La reina levantó la mano haciéndola callar y acercándose a Jane susurró.
- No es a mí a quien debes agradecérselo.
Jane dirigió su mirada hacia donde la reina señalaba y observó a Benedict y Eloise Bridgerton hablar animadamente entre ellos. Eloise fue la primera en darse cuenta de que Jane les observaba y saludó alegremente con la mano. Benedict al percatarse del gesto de su hermana miró en dirección de Jane y sonrió también. Pero una sonrisa de verdad, una sonrisa de verdad que llega hasta los ojos. Jane les devolvió la sonrisa con los ojos empapados en lágrimas. Emily tenía razón, ¿se podía morir de felicidad?

Ícaro || Benedict BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora