Extra 3

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Mi petición al mar
(El miedo de no volver a verte)

Este extra ocurre después del final del libro.

-¿Estás segura de esto?-Me preguntó Mada mientras cruzábamos de una roca a otra.

-Totalmente-Le respondí y nos sentamos en la roca más grande y más cercana a la costa.

Cruzamos nuestras piernas y abrimos nuestras mochilas para sacar dos hojas de papel cada una. Estábamos en el mismo lugar donde David me besó hace más de dos meses, justo frente al mar.

Con Mada teníamos planeado hacer esto desde hace unos días pero no habíamos venido porque siempre se nos complicaba, pero sabíamos que tenía que ser hoy, necesitábamos salir ya de eso.

Hace dos días escribí una carta y la titulé: "La carta que pienso quemar". Y es porque literalmente quería quemarla luego de terminar de escribirla, pero después mi amiga me dió la idea de hacer este pequeño "acto significativo", así lo llamaríamos.

Resulta ser que leí en algún lado que si escribíamos lo que sentimos en un papel y luego le prendíamos fuego esa carga se sentiría más amena. ¿Y por qué no intentarlo? ¿Por qué no intentar sacarme de una vez todo lo que se quedó atorado?

Pero bueno, aquí estoy, sentada en una roca larga y húmeda, bajo el sol del mediodía y con Mada a mi lado, porque yo no era la única que tenía que sacarse a alguien de la mente y del corazón, ella también necesitaba ser escuchada por el mar.

-Comenzaré yo-Le dije mientras desataba el nudo que agarraba mis dos hojas como si fueran un pergamino.

-Te escucho.

"La Carta que pienso quemar"

¿Por qué?-Es la única frase que cruza por mi cabeza en estos momentos ¿Por qué el ser humano siempre vuelve al lugar donde fue lastimado? Será porque dejamos allí pedazos de nosotros mismos y nuestro subconsciente necesita recuperarlos o simplemente porque somos increíblemente masoquistas como para aguantar más golpes por culpa de un ciego. Si, hablo de ese que no mira el físico de las personas, o si ya pertenecen a alguien más, ese ciego que se llama corazón, que un día sin previo aviso choca contra una persona y es tan tonto para pensar que ella sintió el mismo desorden de sensaciones que sintió él. Y ahora pregunto ¿Por qué si se las da de ciego, sigue viendo solo lo bueno de esa persona que tanto nos lastima? Creo que ahora mismo se me acaba de ocurrir una respuesta: Idealizamos a los seres humanos convirtiendo cada uno de sus defectos en lo que para nosotros sería una virtud.
Espero que con este acto disminuya el caos de mi interior, quizás mañana mismo agarre un encendedor y le prenda fuego a esta carta con mis propias manos, frente al mar, en el mismo lugar donde dejé los pedazos de mi alma rota. Alejé mi tormenta porque movía demasiado mis olas, pero ahora que estoy en calma siento que la necesito. Yo misma puse un alto a esta carrera que aceleraba mi corazón, pero fue imposible para mi alejarme del todo, puesto que mis ojos siempre lo buscan desde la distancia.
Toda mi vida había querido encontrar a la persona que llegaría a completar mi mundo, y justo en el momento en que dejé de hacerlo, pasó frente a mi y me hizo plantearme mi vida en unos segundos. Pero él no llegó a completarlo, llegó a poner mi mundo de cabeza, y siento que ese es el amor que más duele, el que llega de la nada a cambiar tu perspectiva de la vida. En poco tiempo se va y lo más probable es que no vuelva a saber de él, quizás ni siquiera vuelva a verlo, y aunque aparente ser fuerte, en el fondo me va a doler en el alma no verlo reír desde lo lejos.
¿Cómo estás? Dos palabras que esconden más de lo que muestran, esconden la necesidad de saber que ha sido de su vida en estos días donde no se veían, o pretendían no verse, saber si se siente tan mal como , o para él no significó ni un cuarto de latido de lo que sintió tu ciego personal, ese del que hablé antes. Por primera vez desde que nos conocimos tuvimos una conversación seca y cortante ¿Se acabó la conexión?
Me enamoré tanto de él, que duele, porque que jamás llegará a ser recíproco el sentimiento. Nunca me va a amar. Nunca soñará conmigo. Nunca se le acelerará el corazón al verme. Nunca se imaginará un baile conmigo bajo la luz de la Luna. Nunca escribiría un libro con nuestra historia de amor. Porque él nunca quiso mi corazón, solo mi atención.

Terminé de leer mi carta en alta voz y mis ojos ardían de aguantar las lágrimas, no iba a llorar, no. Mada me abrazó de lado.

-Ahora siento que mi carta es insignificante al lado de la tuya-Nos reímos pero con tristeza en los ojos.

Luego de eso ella leyó su carta y yo la escuché con atención mientras miraba las pequeñas olas chocar contra la piedra donde estábamos sentadas. Escucharla decir sus sentimientos me hizo sentir entendida y creo que en ese momento creamos un vínculo más fuerte del que ya teníamos, una escuchaba hablar al corazón de la otra.

Cuando terminó me tocaba a mi leer mi petición al mar, eso que escribí para que la magia del mar lo hiciera posible.

"Mi Petición al mar"

No voy a contar que petición hice porque tengo claro que si cuentas los deseos, estos no se cumplen y no quiero correr el riezgo de que eso pase. Pero estén seguros de que le hablé al mar totalmente de corazón y sé que si lo que dicen es cierto él se encargará de cumplirlo.

Mada también leyó su petición y quedé embobecida nuevamente con sus palabras acompañadas del sonido de la costa. Cuando terminó ambas nos pusimos de pié y con cuidado introducimos las cartas y las peticiones en una botella, esta fue arrojada por ambas al mar que nos hacia compañía, con ella arrojábamos cada sentimiento leído anteriormente.


Al principio ese lugar lo sentí doloroso, pero después de haber liberado todo me sentía mucho mejor.

¿Saben que es lo curioso? Que mientras arrojábamos la botella al mar, de fondo mi celular reproducía: "Saturno" de Pablo Alboran. Es justo que si esta historia comenzó con ella, ella misma le vea el final, porque no solo me tocó escuchar la canción, me tocó vivirla.

De la Luna a SaturnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora