Capítulo uno

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Las puertas de vidrio se abren ante Elle y Beyond, quienes caminan con porte altivo, dejando atrás el imponente edificio para el cual trabajan. No les toma mucho llegar al auto, o más bien el auto ya debe estar en posición para cuando llegan al final de la vereda, su mayordomo de toda la vida sosteniendo la puerta abierta para ellos.

—Gracias, Watari. —Murmura Elle con una sonrisa ladina, a diferencia de su hermano, quien entra al auto soltando un bufido.

Quillsh cierra la puerta y se dirige al asiento del copiloto, el chofer se pone en marcha una vez todos están adentro.

—¿Lo mismo de siempre, muchachos? —Pregunta Watari tras acomodarse el cinturón de seguridad.

Los gemelos asienten, uno con una sonrisa y el otro con notable fastidio.

—Al fin es viernes. —Masculla Beyond, resoplando de nuevo mientras se quita el saco y se arranca la corbata.

—Qué humor el tuyo, eh —Elle repite las acciones de su hermano para deshacerse de esa imagen falsa de hombre de negocios, pero en su caso lo hace con parsimonia—. ¿Ni el hecho de que hoy hayan pagado te anima un poco?

—Como no fue tu presentación la que nuestros padres hicieron pedazos la junta entera... —Murmura, rascándose la coronilla en un acto claro de frustración.

—Te dije que la hicieras con tiempo. —Sonríe de lado, cruzando los brazos.

Beyond pone los ojos en blanco, detesta cuando su hermano se pone en ese plan, ¿qué se cree? Solo es mayor por un minuto o dos.

—Saben que odio hacer informes, para eso tienen más empleados, ¿no?

Elle sonríe negando con la cabeza, la verdad no entiende las quejas del otro, ellos solo hacen las funciones de un oficinista cualquiera pero con un salario mucho mayor al ser prácticamente los hijos del dueño, nada mal para dos muchachos de veinticuatro años que nunca han sabido lo que es esforzarse para conseguir lo que quieren.

—Te recuerdo que ese trabajo del que tanto te quejas es el que te paga los viajes a las Maldivas con tus amigos cada fin de mes, o Dubai para cada cumpleaños —comenta encogiendo los hombros mientras mantiene la vista en el vidrio, viendo el paisaje citadino distorsionarse con la velocidad del auto—. Pero ya te dijo nuestro padre que puedes buscarte otro empleo si este te está matando.

Beyond vuelve a poner los ojos en blanco, ya suficiente del asco fue su día como para que su hermano salga con sus sermones. Por suerte el chofer comienza a aparcarse frente al bar que han estado frecuentando los últimos meses, siempre empiezan sus noches de viernes con un par de tragos, aunque aún no anochezca.

Elle se apresura a abrir antes que Watari se baje y lo haga por ellos, tampoco es una tarea tan difícil como para no hacerla.

—¿Quieren que los acompañe? —Consulta Quillsh, dispuesto a retirarse el cinturón en caso de recibir una respuesta afirmativa.

—Aquí no sirven té, Watari. —Responde Beyond, soltando un jadeo al instante siguiente, luego que el puño de su hermano impactara en su estómago.

—Sé amable con él... —lo regaña entre dientes.

—Lo estaba siendo... —Dice con apenas un hilo de voz, intentando aún recuperar el aliento. Quiere mucho a ese viejito, ha estado con ellos desde que tiene memoria, lo considera más un abuelo que un mayordomo, pero las palabras dulces no son lo suyo.

—No se preocupen —Elle sonrie, ignorando a su hermano para enmendar lo que hizo—, es más, ¿por qué no se van? Beyond y yo nos podemos pedir un taxi que nos lleve al apartamento.

Juego de gemelosWhere stories live. Discover now