SERENDIPIA [TOMMY SHELBY]

17

El sol se puso por el este como cualquier otro día, sin tener ningún tipo de consideración con nadie, ni si quiera con Tommy Shelby, que a pesar de haber dormido pocas horas, su descanso había sido profundo y gratificante. 

Cuando finalmente despertó tuvo que volver a cerrar los ojos por la molestia que le provocó la claridad que ya entraba por la ventana. Con la fuerza de un habito, alargó la mano derecha hacia la mesita de noche en busca de su caja de cigarrillos, pero cuando quiso mover la izquierda para frotarse los ojos y alejar el cansancio, notó el peso sobre su hombro que se lo impedía.

Miró en esa dirección, donde descubrió que se trataba de la cabeza de Kate que reposaba justamente en su hombro, su boca estaba ligeramente abierta y podía notar el aliento caliente que chocaba contra su piel desnuda con cada bocanada de aire que daba. Por primera vez fue consciente de la suavidad de su piel contra la suya debido a sus piernas entrelazadas bajo las sabanas. Tommy reconoció su propia camisa de algodón blanca desabrochada como el único material que mantenía sus pechos ocultos.

- Deja de moverte, es domingo por el amor de Dios. - se quejó Kate sin abrir los ojos, pero aun así le colocó una mano sobre la cara a Tommy para girársela en la otra dirección y dejar de notar sus ojos sobre ella.

El resopló en respuesta, siendo una mezcla entre una risa y una queja, pero cuando le apartó la mano la dejó reposando sobre su pecho, y ella giró su cuerpo para quedar boca abajo con la mitad de su cuerpo sobre el suyo. Sin quejarse por la orden o la falta de movilidad que esa posición le brindaba, procedió a encenderse su cigarrillo de primera hora de la mañana y cerrando los ojos rememoró los acontecimientos de la noche pasada.

POV Tommy la noche anterior

Kate me miraba desde la cama, esperando a que me acercara a ella pero me permití parar un momento para apreciarla en este momento, esperando por mí. Tenía una figura femenina a pesar de estar más tonificada que las mujeres a las que estaba acostumbrado, su cintura estaba marcada y tenía unas caderas redondeadas que lo tentaban a darle la vuelta para poder apreciar su trasero sin ninguna tela en su camino.

A pesar de la escasa luz en la habitación, podía ver algunas cicatrices adornando su cuerpo, eran menos notables que las que yo había adquirido en a guerra pero seguían siendo lo mismo; marcas que hacían imposible olvidar el pasado. Su cuerpo era testigo de la vida que le había tocado vivir, una vida llena de riesgos y esfuerzos. 

No pude contenerme más tiempo y me acerqué a ella, besando sus labios con agresividad, no me sorprendí cuando respondió con la misma intensidad, sabía que no le asustaba la violencia. Bajé hasta su cuello, chupando y mordiendo hasta que no pudo silenciar sus gemidos. Aproveché ese momento para bajar sus bragas. 

Podía sentir el remolino de emociones abrumarme, durante mucho tiempo solo me había permitido sentir tristeza e ira, porque eso era lo que creía que merecía pero en ese momento perdí el control de todas mis emociones contenidas. No hay vuelta atrás.