XI. Dejaste de doler

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Desde que te fuiste,
muchas oportunidades
aparecieron
y sonrisas me regalaron.

Aprendí a divertirme,
volar sin necesidad
de saltar
y a besar con una mirada sincera.

¿Cómo estás?
Porque mi cabeza,
me impide correr hacia ti
y mi corazón,
está harto de tus migajas.

No te dejé de querer,
acepté que no eras tú
quien se merecía mi amor.

Que no soy yo,
porque me esforcé
en sacar lo mejor de mí
y no es culpa mía
que fuese demasiado para ti.

Aunque me lastimaste,
no temo volver a enamorarme
porque tú fuiste el equivocado,
pero llegará el indicado
y valdrá la pena el haberme ilusionado.

Aunque queden cenizas
de un romance que no sucedió,
no me moriré
porque te perdí
ya que me encontré a mí
y mi alma puede estar en paz.

•••
No hay nada más placentero
que encontrarse a uno mismo
¿tú te has tomado la molestia
de buscar entre los escombros
o solo has optado
por barrerlos y esconderlos
debajo de la alfombra
y ponerles encima
un lindo mueble de antaño y caro?
•••

— Janny.

Palabras humeantes Where stories live. Discover now