XV

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—JiSung... JiSung

Su cuerpo se sentía liviano, pero había una presión que sentía en el pecho que lo llevaba hacia abajo. Solo lo sentía, no le molestaba, o no le molestó en ese momento. Sí, fue eso, pues poco a poco, esa presión se fue incrementando más y más, haciendo que perdiera el aire y le costara respirar.

—JiSung, ey, JiSung.

Esa voz lo llamaba de nuevo, suspiró, agobiado, no podía hablar y necesitaba decirle a esa persona que él estaba ahí, que lo estaba escuchando, que podía decirle lo que sea que iba a hacer. Empezaba a hiperventilarse, las bocanadas de aire eran más rápidas y pausadas, le picaba la nariz y las lágrimas se asomaban, pero no caían.

—JiSung, JiSung.

Esa voz era tan melódica, tan suave y cálida a pesar de que tenía eco. Caminó siguiendo el sonido, pues todo era oscuro, frío y solitario. Se escuchaban risas de por medio, pero no se reían de él, pues la risa del castaño también estaba presente. Al oír eso, se sintió realizado, completo, como si todo lo malo del mundo desapareció en un abrir y cerrar de ojos, aunque le faltaba algo y no podía descifrar que era.

En su andar, se encontró con una banca de madera que era alumbrada por un farol. La miro por un momento para seguir, no creyó que sería importante, pues solo se presentó.

—JiSung, ey, JiSung.

Se volteó rápidamente a la banca, pero solo estaba él sentado, mirando a la nada, o a alguien, pues se veía contento. Se acercó lentamente, analizó su mirada. No había ojeras, su pelo estaba limpio, su piel no se encontraba pálida como todos los días. Estaba cambiado. Al verse, la presión desapareció, se esfumó con esa oscuridad.

—JiSung.

—Dime.

Finalmente, pudo contestar, se sintió aliviado.

—Gracias.

—¿Por qué?

Las risas abundaron su alrededor, sus manos habían sido tomadas delicadamente, como si en cualquier momento se fueran a romper. Sintió una caricia en su mejilla que hizo que ladeara la cabeza.

Abrió sus ojos, lentamente. Se sentía tranquilo, no estaba ansioso o nervioso, se sentía bien. ¿Qué había soñado? Solo recordaba una luz que ahuyentó la oscuridad y que era cómodo estar ahí. Se sintió bien, ojalá recordar ese sueño por siempre, sin embargo, la escuela es obligatoria y el director llama, así que se levantó y preparó su mañana.

—JiSung, hola.

—Innie, hola, ¿cómo amaneciste?

—Bien, ¿y tú?

—Súper, ¿nos vamos?

—Como mande.

—Sabes, —comenzó a hablar mientras caminaban— soñé algo, pero no me acuerdo de nada, solo sé que me sentía tranquilo, creo que hasta me desperté sonriendo.

—Mmh, ¿y no te acuerdas de nada?

—No... o sea —empezó—, es confuso. Sé que había alguien, y me llamaba. Siento que conozco a esa persona.

—A lo mejor era yo o MinHo, no, MinHo y yo, el burro va primero —rieron—. ¿Sabes? Podrías anotar tus sueños en una libreta, justo cuando te despiertas, el cerebro borra casi el 99 % de los sueños y hasta diez minutos después de despertar, recuerdas solo el 10 %.

—Vaya, no lo sabía.

—No sé si sirva hacer eso, pero puedes intentar.

—Lo tomaré en cuenta. ¿Sabes que vamos a hacer hoy?

Fuck [HYUNSUNG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora