Capítulo 5

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Silenciosamente, Armando guió su caballo a través del borrascoso paisaje que precedía al amanecer, sabiendo que había un poblado cerca y hombres en los alrededores

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Silenciosamente, Armando guió su caballo a través del borrascoso paisaje que precedía al amanecer, sabiendo que había un poblado cerca y hombres en los alrededores. Era difícil que alguien estuviera a la intemperie con ese clima, pero no podía permitirse el lujo de correr riesgos. No tenía intención de acercarse demasiado a la colonia, pues debía llegar a la casa de Endymion sin atraer miradas.

Menos mal que Endymion no es muy sociable, se dijo mientras montaba a lo largo de una pequeña corriente de agua que conducía a la casa hecha de troncos. No tendré que preocuparme por si tiene alguna compañía locuaz haciendo una visita.

Ninguna luz aparecía en las ventanas de la cabaña de troncos. Nadie caminaba hacia el corral o las construcciones anexas.

—¿Buscando a alguien?

La voz era fría, incisiva, y llegó desde la espalda de Armando.

—Hola, Endymion —saludó Armando, manteniendo sus manos donde fueran claramente visibles a la luz naciente del amanecer—. Ya veo que sigues tan amistoso como siempre.

Se escuchó el sonido de un arma siendo amartillada.

—Hola, Armando. No podía estar seguro de que fueras tú, Reno, o algún otro hombre blanco demasiado grande.

Armando sonrió.

—Podría haberse tratado de un indio.

—No hay ni una condenada posibilidad. Los indios tienen la suficiente inteligencia como para no estar fuera en una noche como ésta. —Mientras hablaba, Endymion salió del refugio de un álamo. Se movió con las zancadas ágiles y silenciosas de un hombre acostumbrado a sobrevivir en tierra salvaje—. Apéate y quédate aquí algunos días, amigo. Diablo necesita el descanso, por lo que parece. Y también Trey.

—Yo también lo necesito. Pero no puedo hacerlo, gracias.

En silencio, Endymion observó a Armando con ojos tan oscuros como la obsidiana. A plena luz del sol, los ojos de Endymion eran de color azul oscuro, dejando traslucir la herencia británica de su padre. Durante la noche, sin embargo, se convertía en el verdadero hijo de su madre cheyenne. Era un hombre frente al cual los demás se movían con extremo cuidado en todo momento.

—¿Buscando a Reno? —preguntó Endymion finalmente, con voz neutral. Había conocido a Armando y a Reno por separado, y le agradaba ambos hombres. Ignoraba la razón por la que el primero daba caza al segundo; Armando nunca lo había dicho y Endymion nunca lo había preguntado.

—Ahora mismo tengo otro ganado que marcar. Dejé a una mujer en un barranco a algunos kilómetros al norte de aquí. Necesita ropas secas.

—¿Puede ser que su nombre sea Bunny Chiba? —preguntó Endymion.

Armando siseó una maldición.

—Los rumores viajan demasiado rápido.

—Mucha gente disfrutó al ver como Zosite Slater obtenía su merecido. —La sonrisa de Endymion fue como un cuchillo desenfundado—. Coyote Kid. Un mote infernal. Nunca lo superará, y anda buscándote.

Solo Suya (1• Série Oeste)Where stories live. Discover now