Capítulo 10

38 4 0
                                    

JIN - EL RESIDENTE

El Dr. Kim entró en su oficina quince minutos más tarde, deteniéndose en seco una vez que sus ojos se encontraron con los míos.

—Sigue en mi maldita silla —dijo.

—Lo estoy. —Crucé los brazos—. Estaré feliz de salir de ella cuando te disculpes por tu comportamiento grosero y poco profesional de ayer.

—Si tiene que pedirle a alguien que se disculpe, entonces la persona probablemente no lo siente.

—Tengo la sensación de que estás arrepentido.

—No lo estoy. —Cogió su maletín y lo puso en su escritorio, justo al lado de donde mis pies se apoyaban encima de los libros.

Murmuró unas pocas palabras y me sentía seguro de haberle escuchado decir: "Desearía haberte hecho venir en mi boca esa noche..." pero no del todo seguro.

»¿Completó esos archivos de Yarbrough, Dr. SeokJin?

—No, no lo hice.

—¿No, no lo hizo? —Levantó una ceja—. ¿Al menos los comenzó?

—Para nada. —Me encogí de hombros—. Me encontraba muy conmocionado emocionalmente después de salir del trabajo ayer, así que pensé que lo entenderías si no las hacía. Si no, puedo explicar amablemente esta situación a Recursos Humanos.

Sus ojos se abrieron y parecía como si estuviera a punto de perder la cabeza.

»Puedo comenzar con ellos hoy, si lo desea —dije, sonriendo—. Pero como puede suponer, probablemente necesitaré más tiempo para terminarlos ya que comenzaré un día tarde.

—Déjese de juegos, Dr. SeokJin. —Caminó alrededor del escritorio hacia donde yo me encontraba—. Le doy cinco segundos para decirme qué ha hecho con esos malditos archivos porque le dije lo importante que era para mí ayer.

Levanté mi mano y conté hasta cinco con mis dedos uno por uno. —¿Ahora qué?

—Ahora, les digo a todos mis compañeros que creo que debemos considerar despedirlo, pero tengo la sensación de que jodes conmigo en este momento. ¿Dónde está el trabajo?

Me levanté de su silla e inmediatamente se acercó a mí, inmovilizando mi culo contra el borde de su escritorio.

»No haga que le pregunte de nuevo... —dijo.

—Deja de intentar intimidarme y solo discúlpate para que podamos volver a como estaban las cosas —le dije—. Sé que te sientes molesto porque tu ego se magulló, pero no voy a defender tu retorcida versión de acoso sexual.

—Ni siquiera he comenzado a acosarlo sexualmente, Dr. SeokJin. —Se inclinó cerca y sus labios casi rozaron los míos—. Cuando lo haga, lo sabrá. Créeme.

—¿Tienes alguna idea de lo que acabas de decir? —Mis bragas se hallaban empapadas—. No creo que quisiste que sonara de esa manera.

—Quise decirlo exactamente como sonó. —Su boca inmediatamente cubrió la mía y mis brazos rodearon su cuello, arañando su piel mientras habría mis pantalones y frotaba una mano sobre mi erección.

Mientras controlaba mis labios con los suyos, deslizando su lengua más y más profundamente en mi boca, apretó más mi erección.

Gruñó cuando sintió lo duro que estaba poniéndome, y contuve el aliento cuando sentí su polla endureciéndose contra mi muslo. No tuve que bajar la mirada para saber que era enorme, y el hecho de que lo sintiera a través de sus pantalones y su bata de laboratorio hizo que mis mejillas se ruborizaran.

—Desabróchame los pantalones —susurró contra mi boca—. Ahora.

No lo dudé. Moví mis manos hacia la hebilla de su cinturón, apresurándome para liberar su polla, pero antes de que pudiera siquiera pasar el cuero por el primer bucle, sonó su teléfono.

Los dos nos congelamos de inmediato y luego nos alejamos lentamente el uno del otro.

»Por favor, haz los archivos de Yarbrough —susurró, todavía jadeando—. Y para el registro, esto nunca sucedió, y no puede volver a suceder.

—Estoy de acuerdo en que nunca sucedió. —Toqué mis labios hinchados—. Y completé los archivos de Yarbrough. Estaré encantado de dártelos cuando te disculpes por haber sido un Dr. Jekyll y Hyde ayer...

Por un segundo pareció como si estuviera a punto de decir las palabras "Lo siento", pero se sentó en su escritorio y levantó su teléfono antes de que pudiera pasar al buzón de voz.

—Dr. Kim al habla... —Mantuvo sus ojos en mí—. Sí. Sí. Bien, vale. Los firmaré de inmediato. —Colgó el teléfono y luego sacó un caramelo rojo de su jarrón—. Dr. SeokJin, creo que tú y yo debemos redefinir cómo funciona esta relación empleado-jefe. Tú estás por debajo de mí. Yo estoy por encima de ti. Por lo tanto...

No le di la oportunidad de terminar esa línea de pensamiento. Abrí el cajón izquierdo de mi escritorio y saqué los archivos de Yarbrough, colocándolos sobre su escritorio.

—Tienes razón —le dije, molesto por lo loco que me hizo sentir—.

Necesitamos redefinir cómo funciona la llamada relación empleado-jefe. Simplemente enviémonos correos electrónicos cuando no estemos sentados frente a un paciente.

Regresé corriendo a mi lado del consultorio, pero no antes de derribar el jarrón de sus preciados caramelos Twizzlers al suelo. 

Office Romance #2 - NamJinWhere stories live. Discover now