Calfreds

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│ ✐ Capítulo 3 │

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No me creo lo que tengo en frente, es casi como un espejismo. Gemma y Alex de la mano a tan solo un par de metros.

Guardo impulsivamente todas las cosas en mi bolso, y con el corazón agitado escapo por una puerta alternativa. Entro al baño comenzando con un terrible mareo, y tengo que enfocarme en mi reflejo para mantener la calma.

Siguen juntos, son felices. Se olvidaron de mí.

No quiero tenerles cerca, y sé que si me ven intentarán remediar su abandono. ¿Qué puedo hacer para despistarles? Estudio en su universidad, esto no durará para siempre. Mantengo mi atención en mi complexión; castaña y ojos miel, tal y como me recuerdan.

Tomo la decisión en ese mismo momento, y me marcho al primer salón de belleza que pillo. Horas más tarde, abandono el sitio con el cabello teñido de negro y corto hasta las clavículas. Me hace ver seria, mayor, un concepto diferente a la Julie que todos recuerdan.

Es un nuevo ciclo, amerita un cambio así.

Mis clases continúan; la vida va tal y como me la imaginaba antes de llegar aquí, lo que me da una imagen realista a cómo hubiese sido todo de no haber conocido a Mikky jamás. Es jodido, porque ahora les odio a ambos en partes iguales luego de haberme enterado de lo que hicieron mientras yo no estuve.

Jamás tuve redes sociales, pero hace unos días la curiosidad me pudo, y terminé por casi echar todo por la borda. Estuve sola, todos esos meses luchando por mi vida, y de lo primero que me entero es que se han comprometido.

¡Un año sin mí le ha bastado para volver a comprometerse!

Intercambié mi destino con el de ella, y todo es un chiste de mal gusto terrible, que me deja con la boca seca cada que lo recuerdo. Llego a creer por instantes en que imaginé todo mi tiempo anterior en Barcelona, porque ¿cómo podrían hacer algo así? No reconozco a ninguno.

Antonella se marchó de la ciudad porque Leo se ha ido al PSG, ¡A Francia por dios santo! Pensaría que es un chiste tonto si no viese las noticias con mis propios ojos.

Antoine no está, el club pasó por momentos incluso peores, ¡Xavi es director técnico! Madre mía, es que de verdad que todo parece una pincelada confusa de un universo paralelo.

Lo mejor será no volver a topármelos jamás.

De todas maneras, ¿cómo podría hacerlo para volver a hablar con Anto? Es imposible conseguir su número, y no conozco a nadie importante que haya decidido recordarme. Sergi tiene una familia completa ahora con Coral, y son igual de inalcanzables, lo mismo con todo el resto.

Gemma y Alex están en su último año de la carrera, y Anna debe seguir con sus estudios de empresas, para seguir el camino de su padre. A todos les va bien, todos han seguido su camino.

Y aunque me duela admitirlo, me alegra que sea así.

El clima mejora en la ciudad, ya que se acerca primavera, y después de un par de semanas en soledad las cosas pintan mejor. Me acostumbro a mi nueva imagen con facilidad, y camino por la universidad con tranquilidad de que no podrán reconocerme.

Me siento en mi pupitre sacando mi libreta, y espero atenta a que venga el profesor a presentarnos a su ayudante. No es nada de otro mundo, pero esta cátedra requiere de más horas de lectura, y por eso tenemos que venir en un horario adicional a estar con el ayudante.

— Perdonadme por la demora, es que ha sido un lío el tráfico —rabea el profesor entrando al salón—. ¡Ah! Alexander, ¡justo a tiempo! —dice, y subo la mirada perpleja.

Elipsis en Barcelona | Frenkie De JongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora