Capítulo 6

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Ahora que Lucerys finalmente era mayor de edad, las cartas para pedir su mano no habían dejado de llegar, una unión con él beneficiaba a todos, tendrían descendencia Valyria con jinetes de dragones para sus propias casas, a nadie le importó si el joven omega tenía un hijo o no.


Lucerys se había encargado de recibir personalmente las cartas y cuando finalmente aceptó una, el joven Lord murió horriblemente. 


Luego aceptó otra y de igual manera siguió el mismo destino del pobre Lord.


Aegon bromeaba constantemente sobre cómo el "sanguinario" Aemond One Eyed Targaryen se encargaba de eliminarlos a todos.


Pero Aemond era solo un niño.


Un niño que estaba pasando meses convirtiéndose en una máquina de matar.


Daemon no era amable en su entrenamiento, golpeaba y hería con intensión de matar, Aemond se defendía, muchas veces terminaba con heridas que pronto se convertían en cicatrices pero era algo que lo convertiría en alguien más fuerte. Daemon estaba encantado con el joven alfa, era fuerte y tenía un gran carácter.


- Tu madre se va a casar algún día, está recibiendo muchas pedidas de matrimonio... ¿Qué harás al respecto? - pregunta Daemon.


Aemond frunce el ceño. - Yo...


Daemon bufa - Acaba con la competencia...


- Pero madre se pondrá furioso.


- ¿Quieres que otro alfa marque a Lucerys? Porque si alguien más lo marca, no tendrás oportunidad de poder estar con él.


- ¿Qué quieres que haga? ¿Matarlos? - preguntó con sarcasmo. Daemon sonrió. - Oh no, no mataré.


- Cómo desees, alguien más tomará al omega y lo llenará de sus cachorros, no tú. Vivirás viendo como otro alfa tiene lo que era tuyo.


Aemond gruñó molesto, la sola idea de imaginar a otro alfa con Lucerys, que tuviese la marca de otro y cargar con los cachorros de otro le enfermaba, haría lo que fuese necesario para asegurar su lugar al lado del omega, nadie más tocaría lo que fuese suyo aunque eso signifique eliminar la "competencia" como había dicho Daemon. Lucerys sería suyo.


- ¿Que tengo que hacer? - preguntó Aemond con la mandíbula apretada.


- Elimina la competencia, tómalo como parte de tu entrenamiento - dijo Daemon.


Aemond asintió.


Daemon encantado le mostró como quitarle la vida a alguien, una muerte rápida y casi indolora, sus espadas cortaron cabezas fácilmente o cuando estaba furioso hacía un juego previo cortando partes del cuerpo, deleitándose con los gritos de dolor.


"Fue un buen entrenamiento" - pensó Aemond cuando finalmente el último aspirante a alfa de Lucerys estaba muerto a sus pies.


El hombre había dicho cosas insultantes a su dulce madre por lo que disfrutó desgarrar su piel mientras gritaba que se detuviera, no lo hizo. Al final, su cabello platinado estaba cubierto de sangre, al igual que sus manos, su rostro y jubón. 


Daemon había supervisado de cerca y palmeó su hombro con una pequeña sonrisa - Vamos, límpiate, tu madre te a enviado una carta.


Aemond sonrió de inmediato y corrió a darse un baño caliente, el agua le relajó los músculos y se llevó toda la suciedad y sangre de su piel dejándola blanca de nuevo, se lavó el cabello y los rizos se hicieron más pronunciados.


Cuando finalmente estuvo listo, se envolvió en una toalla y buscó su ropa de dormir, se vistió y finalmente pudo leer la carta de su madre.


La carta aún tenía su dulce aroma.


La abrió y leyó con rapidez. 


"Mi querido hijo, el Rey a declarado que tienes la edad suficiente para tener un compromiso para poder casarte cuando seas mayor de edad, se me a encargado la tarea de elegir una buena esposa para ti, ten por seguro que tomaré en cuenta muchos aspectos para elegir a la novia perfecta, solo deseo que llegues a ser feliz con este compromiso, que con el tiempo lleguen a amarse de verdad y formar una linda familia"


- Con amor, Lucerys.


Aemond gritó y rompió la carta, arrojó los trozos rotos a las llamas, el no iba a responder a esa carta.


El tiempo continuó pasando, Aemond a menudo intercambiaba cartas con Lucerys normalmente hablando de cualquier tema, siempre evitando tocar cualquier cosa que tenga que ver con un compromiso.


Gracias a los espías de Daemon en Red Keep, Aemond estaba al tanto de la vida de Lucerys, al parecer pasaba sus días con su hermano más pequeño Joffrey y había dejado de lado buscar un alfa por ahora.


Aemond se sentía en paz con esa información. 


Pero por supuesto que la paz no era para siempre, cuando Aemond cumplió quince años, la carta que realmente nunca esperaba que llegara, finalmente llegó junto a una de felicitaciones y un regalo.


"Estoy tan agradecido con los dioses por permitirte llegar hasta donde estas, eres mi más grande orgullo, me llena de felicidad escuchar en el gran guerrero que te has convertido, eres el hijo perfecto que cualquiera quisiera, desearía poder verte ¿puedo visitarte? O tu puedes venir aquí, todos te recibiriamos con los brazos abiertos si decides volver antes de los seis años. Te amo demasiado, mi pequeño alfa, siempre estás en mi corazón. Feliz quince onomásticos!"


- Con amor, Lucerys. 


Aemond sonrió y no pudo evitar llevar la carta hasta su nariz y aspirar el delicioso aroma de su madre.


Luego finalmente abrió la otra carta con manos temblorosas. 


"He elegido una linda omega para ti, una joven Lannister, inteligente, educada, amigable y muy habladora, estoy seguro que te encantará, es una dulce chica. Ella te visitará en unas semanas, pero está en tí aceptar el compromiso o no, espero que se lleven muy bien, tratala como un príncipe de tu posición lo haría"


- Con amor, Lucerys. 


Aemond quería arrancarse el cabello y gritar furioso, arrojó la carta a las llamas y guardó la otra en su mesita junto al resto que su madre le había enviado todo este tiempo.


Por supuesto que no aceptaría ese compromiso con Lady Lannister.


La puerta fue tocada y Aemond suspiró resignado, tomó el parche que había comenzado a usar y se lo colocó para luego abrir la puerta.


Se encontró con su tío Daemon que sonreía. - Mi regalo de onomástico.


Solo después de eso vio quien acompañaba a su tío, era una joven omega, pequeña y rizada, con ojos grandes y oscuros. 


- Tío, yo no ...


- ¿Quieres ser un alfa inexperto y que te cambien porque no sabes como complacer a un omega?


Aemond frunció el ceño. 


- Tómala y experimenta. - dijo Daemon - Me constó conseguir una que se pareciera un poco a .... ya sabes.


Aemond suspiró y dejó pasar a la niña temblorosa.


- Me costó muchos dragones, Taoba. Disfruta. - dijo Daemon y luego se fue.


La chica se encogió ante la mirada de Aemond y el alfa sólo pudo suspirar rendido.

My Mother, My Omega (Lucemond)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora