Capítulo 2

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                              Jania

Me tocaba la clase de Arte, desde que recuerdo la pintura se había convertido en mi escape durante años, simplemente plasmaba todas mis emociones, pintaba y sentía mientras la música acompañaba el momento.

Al entrar al aula sentí todas las miradas caer en mí, no entendía la razón.

- Puedes pasar y sentarte en tu lugar. Dijo dulcemente la profesora.
Decidí sentarme al lado de Alicia.

- ¿Estás bien?. Dijo con cierta preocupación.
- Sí, ¿Por qué la pregunta tan de repente?. Y es que no solía preguntarlo frecuentemente.
- Han estado diciendo que alguien te vio actuando de manera extraña, parecías perdida, como si hubieras tenido un ataque de pánico. Solo quería asegurarme de que sea un mal entendido y te encontraras bien...

Me helé en ese instante, ahora todos lo sabían, no quería ver a nadie. Ya con el simple hecho de mi presencia atraía la mirada de mis compañeros. Traté de guardar la calma para no llamar aún más la atención.

Al terminar la clase corrí rápidamente al baño esperando que no hubiera nadie allí, pero la situación no estaba a mi favor, cerré la puerta antes de que alguien me viera, y por un momento me sentí segura.

- ¿Supiste lo que le sucedió a Jania?
- Sí, siempre ha sido así de dramática, sólo quiere llamar la atención.
- Tienes razón, quizá por eso se mudó aquí, porque era demasiado agotador para su familia. Siempre la han culpado por la muerte de sus padres.

Sentí como un balde de agua fría calló sobre mí, - ¿Cómo es que saben eso?¿Cómo las personas pueden juzgarte sin saber lo doloroso que es para tu vida? ¿Qué derecho tienen de pisotear y herir a alguien sólo con sus palabras?

Existen muchas maneras en que las personas pueden destruirte, y a mi me han destruido con actos y palabras, esas palabras que duelen hasta el alma y aunque trate de olvidarlas siempre están ahí recordándome el daño que un día me causaron. Aquellos actos que me hicieron entender que no todo es como pensábamos y si tratara de evitarlos simplemente no podría.

- Olvida lo que has escuchado. Me dije a mi misma.
Salí del baño me di un pequeño vistazo en el espejo, mis ojos parecían un poco dilatados por reprimir las lágrimas, pero al parecer no funcionó como yo esperaba.
Abrí el grifo, comencé a lavarme el rostro, el agua estaba demasiado fría, lo que hacía que mi palidéz fuera más notoria de lo normal.

Salí con dirección a la última clase. Me mantuve neutra durante ese tiempo y al terminar regresé a casa, ó al menos eso era para mí.

Tomé un pequeño lienzo en blanco, cogí las pinturas y los pinceles. De fondo sonaba 21 Years de Tobymac, no pude evitar recordar aquellas palabras de esas chicas conversando, mientras hacían ruido en mi mente comencé a pintar el primer trazo con un tono azul oscuro, mezclándolo con un color negro intenso, recreando aquella noche llena de frías gotas de lluvia. Esa noche en que mi vida cambió, donde todo comenzó a doler. Las luces resplandecían en ese cielo lleno de melancolía.

- Todo estará bien.., me decía una y otra vez.
- Cariño todo pasará, un día tus grietas y tus cicatrices sanarán.
En medio de la soledad al terminar el cuadro no pude evitar que se me escapara un pequeño sollozo.
Verlo lastimaba aún más.

Tomé un baño para deshacerme de la pintura que cubría algunas partes de mi cuerpo.

Me incorporé en mi cama, había comenzado a llover y no tenía planes de salir.
Sinceramente no quería hacerlo.

...

Observé como se deslizaban las gotas de lluvia por mi ventana, pasé la punta de mis dedos sobre ella, el cristal estaba frío, se podía dibujar en el, los relámpagos adornaban el cielo con su destello de luz intenso, los truenos creaban un eco en mi habitación.

El sonido del móvil hizo que apartara la mirada de aquella ventana, sabía con exactitud quien estaba detrás de aquella llamada...

- Hola
- Hola linda, ¿Cómo te encuentras?. Sé a lo que se refería.
- Estoy bien, al menos trato de estarlo.
- Puedes llamar en cualquier momento si sucede algo.
- Lo sé, pero de verdad me encuentro bien. Mentí.
- Bien cariño, sólo cuídate ¿Quieres?.
- Claro que lo haré, gracias.

Después de aquella llamada recordé cada momento en que se aseguraba de que me encontrara bien, la hermana de mi madre siempre se ha preocupado por mí, fue la única persona que no me juzgó durante todo este tiempo.
Pero no quiero ser más una carga para ella.

Tan solo quiero enfrentar mis miedos, superar mis inseguridades, olvidar lo que me hace daño, perdonarme a mí misma por no amarme como realmente lo merezco.

Mi padre solía decirme que existe alguien que nunca me dejará sola, antes de yo hablar, Él sabe lo que diré. Si le cuento lo herido que está mi corazón puede restaurarlo...

No había pensado en ello, en como sería si regresara a Él.

La última vez que asistí a una Iglesia fue en el funeral de mis padres. Después de ese día los familiares de papá decidieron hacerse cargo de mí.
A ellos no les agradaba tener a una religiosa bajo su techo, desde ese momento me alejé de Dios.

Quiero enamorarme de tiWhere stories live. Discover now