Capítulo 3

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                              Eiden

Voy camino al trabajo de medio tiempo...

Abro la puerta de la cafetería y como siempre allí estaba ella, Alisson, mi compañera de trabajo, mi amiga. La chica estuvo ahí desde el comienzo.
Me gusta llamarla —Mi pequeña Alis, se volvió como una hermana para mí.

— Ey Alis!!. Dirigió su mirada hacia mí.
— Oh, hola Eiden. Me dedicó una enorme sonrisa.
— ¿Vienes llegando?
— Sí, hace poco más de diez minutos que estoy aquí.
— Que puntual eres. Dije en tono de sarcasmo.
— Y tú que perezoso. Se echó a reír.
— Por esta vez te dejo ganar. Alcé mis manos en señal de tregua.

Me incorporé junto con ella y comencé a tomar los pedidos.
Normalmente la mayoría de personas que asistían por la tarde eran universitarios, así que es un poco ruidoso mi estadía aquí.

Cuando cae la noche decido sacar mi guitarra del estuche, coloco un micrófono y con un poco de sonido las notas comienzan a llenar el lugar.

— Mi jefe debería darme un pago extra por incluir entretenimiento, ¿No?.
Alis y yo nos echamos a reír.
— Creí que lo hacías por amor a lo que te gusta.
Asentí
— Sólo estaba bromeando.
— Lo sé Aiden.
Sonrió sutilmente.

Ya eran las 11:00 hora de cerrar la cafetería. Hacía demasiado frío afuera, Alis y yo caminamos rápidamente al auto.

— Me estoy congelando. Dijo ella.
— Ya lo creo, ¿Irás a tu casa?
— Claro, mamá está esperando, le dará gusto saludarte.
— Eso es un hecho, ¿A quién no le daría gusto saludarme?
— Oye que arrogante!
Exclamó dándome un pequeño golpe en el hombro.
No pude evitar reír a carcajadas.
— No puedo creer que le puedas gustar a las chicas.
— Eso no importa, yo espero a alguien especial. Dios ha elegido a alguien para mí, y hasta que ella llegue le preguntaré que fue lo que vio en mí.
Alcancé a ver como sonreía.
— Me alegra mucho verte así
— Lo sé hermanita.

Llegamos a su casa, su mamá insistió en que me quedara un rato más, pero opté por irme a mi casa, aún tenía trabajo que hacer.

Después de conducir durante veinte minutos llegué a mi casa, estaba silenciosa como siempre. Un silencio que ya se había hecho común para mí.
Subí a mi habitación, tomé un baño, cogí una playera y unos pantalones.
Me incorporé en mi oficina con una pequeña taza de café, la dejé sobre el escritorio, puse un poco de música para relajarme un rato y sin darme cuenta terminé dormido.

Era domingo por la mañana, salí a comer algo. Alis llamó, ella y su mamá ya venían a camino para ir juntos a la iglesia.

...

Tenía veinte años cuando mis padres murieron, una sobredosis terminó con la vida de ambos. Me pregunté tantas veces el por qué, ¿Por qué lo hicieron?.

Bajé las escaleras, no vi a mamá cocinando como de costumbre, llamé pero no obtuve respuesta, vi el auto de papá estacionado en el garaje.
Subí y toqué la puerta de su habitación, solo había silencio. Comencé a forcejear con ella, golpe tras golpe hasta que finalmente se abrió.
Me encontré con la escena que cambió mi vida por completo. Los cuerpos de mis padres yacían en el piso. Las pastillas estaban esparcidas sobre su escritorio.
Mis ojos comenzaron a arder, una opresión en el pecho impedía que saliese alguna palabra de mi boca. Llevé mis manos hacia la cabeza, recorrí toda la habitación, lloré, grité, para así desahogar un poco el dolor, pero no funcionó.

El dolor era punzante, mi corazón tenía daños irreparables, sangraba cada vez que el recuerdo invadía mis memorias.
Las noches se hacían pesadas, entre lágrimas se hacían eternas.

Mi hermano se encontraba al otro lado de la ciudad, sólo asistió al funeral y se marchó.

¿Quién estuvo durante mi dolor? ¿Quién me abrazó y me hizo sentir seguro? ¿Quién me dijo que todo pasaría, que estaría bien? ¿Dónde estaban todos cuando mi mundo se derrumbó?.

Sólo había alguien, y en ese momento aún no lo conocía.

Semanas después me refugié en las drogas, sólo quería anestesiar el dolor, olvidarme de mi realidad, aunque solo fuera por un momento.
Mi salud iba empeorando cada día, mis notas comenzaban a bajar, ya no me importaba nada, quería ahogarme en mi tristeza.

Mis deseos de vivir desaparecían, hasta que lo conocí a Él.

Quiero enamorarme de tiWhere stories live. Discover now