Cosas ocultas

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CONCORD, MASSACHUSETTS, OCTUBRE DE 1902

Las discusiones sobre el futuro de Huening empiezan pronto y se suceden con frecuencia, aunque a estas alturas suelen consistir en poco más que frases repetidas y silencios tensos

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Las discusiones sobre el futuro de Huening empiezan pronto y se suceden con frecuencia, aunque a estas alturas suelen consistir en poco más que frases repetidas y silencios tensos.

Le echa la culpa a Nayeon por haber empezado, aunque quien sacó el tema fue en realidad su abuela materna. Pero el chico siempre ha querido más a su abuela que a su hermana, así que le echa la culpa directamente a Nayeon, porque de no haberse conformado ella, a él no le hubiera tocado pelear tanto.

Era una de las exigencias de la abuela de ambos, si bien disfrazada de sugerencia (y de sugerencia bastante inocua), que Nayeon estudiara en el Radcliffe College.

Nayeon se había mostrado bastante interesada mientras tomaban el té en Cambridge, en el tranquilo saloncito de su abuela, entre cojines y paredes revestidas de papel de flores. Pero si había tomado alguna decisión al respecto, la había abandonado de inmediato al volver a Concord y escuchar el veredicto de su padre.

—Ni hablar.

Nayeon lo aceptó con un mohín pasajero: llegó a la conclusión de que probablemente le supondría mucho trabajo y, por otro lado, tampoco es que la atrajera demasiado la ciudad. Además, Sana estaba prometida y había que organizar la boda, tema que a Nayeon, sin duda, le parecía mucho más atractivo que su propia educación.

Y no hubo más que decir.

Luego llegó la respuesta de Cambridge, en forma de decreto de abuela: de acuerdo, lo aceptaba, pero Huening iría a Harvard, claro.

Y no se trataba de ninguna exigencia disfrazada de nada. Era una orden pura y dura. Las protestas basadas en cuestiones económicas fueron acalladas antes incluso de que se alzaran, gracias a la afirmación tajante de que Huening no tenía necesidad de preocuparse por los gastos de matrícula.

Las discusiones, sin embargo, empezaron antes incluso de que a Huening se le pidiera su opinión.

—A mí me gustaría ir —anunció, en cuanto se produjo una pausa lo bastante larga como para poder introducir esas palabras.

—Tú tienes que hacerte cargo de la granja —fue la respuesta de su padre.

Lo más sencillo hubiera sido olvidarse del tema y haberlo sacado más adelante, sobre todo teniendo en cuenta que Huening ni siquiera ha cumplido aún los dieciséis, lo cual significa que aún queda bastante tiempo hasta que una de las dos opciones se haga realidad.

Y sin embargo, el muchacho mantiene viva la discusión y saca el tema a la primera ocasión, aunque no sabe exactamente por qué. Insiste en que siempre puede ir a Harvard y volver a la granja al terminar sus estudios, que cuatro años tampoco es tanto tiempo.

The Night Circus |•ᴬᴰ°ᵀᴷDonde viven las historias. Descúbrelo ahora