El Comienzo

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Realmente, no sé cómo empezar esta historia o, digamos, vivencias;el caso es que mi vida esta ya encauzada, que no tengo en ella vacilaciones, que está consolidada y que cuanto más se consolida, mas deseos tengo de escribir por qué estoy aquí, por qué pierdo el tiempo en recordar y por qué, en fin, se me ocurre volver a vivir, aunque sólo sea con el pensamiento, aquellos momentos duros que me produjeron hasta un acercamiento al suicidio.
Pero, si vamos a contar la historia, vale más ir por orden cronológico y adaptarme día a día con soltura y fluidez, sin causar tedio, a cuanto aconteció a su momento y me ha convertido a mi en una resentida.
Digamos en una resentida con razón, ya que, a la sazón, ya, no tengo resentimiento ni odio.
Pero supongo que eso se debe a que soy feliz. Por que lo soy.
En este momento, tengo, veintisiete años, pero cuando empezó todo tenia dieciséis. Habia terminado el bachillerato en el instituto, había sacado una puntuación de nueve en la selectividad y mi deseo, mi vocación, y mi afán de ser médico.
Pero el destino, esa cadena llena de eslabones que nunca sabes cómo ni por donde va a discurrir, vino, me dio el mazazo y torció todo el sendero que yo confiaba en recorrer.
Veamos como se desvío mi vida en aquel momento crucial.
Todas las chicas, o casi todas tienen novio a los dieciséis años y más si son monas, simpáticas y alegres.

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