Asustada.

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Pero si estaba asustada. Pero, puesto que nos amabamos tanto, lo lógico hubiese sido que los dos aprovecharamos la situación delicada para casarnos y seguir estudiando, hacer ambos la carrera y criar a nuestro hijo. Yo me conté a mi misma el cuento de la lechera, vamos.
Cuando David me oyó decir:
- estoy embarazada.
Ya note que no le gustaba nada,que me miraba con ojos de perplejidad y que se ponía lívido.
- ¿Que sucede? - le pregunte
- nos hemos hundido.
-pero ¿por que?
-¿que piensas que dirán nuestros padres? Hay que abortar sin que ellos se enteren, Sandra.
Yo lo mire alucinada. ¿abortar? ¿estaba loco?
-tengo un dinero en una cartilla del banco y lo sacaré. - dijo convencido de que yo estaba de acuerdo. - decimos que nos vamos a un campamento, como otros fines de semana, y a donde vamos es a Londres. Allí lo quitas de en medio en una hora y al día siguiente estamos, aquí.
Yo me asuste muchísimo, pero mas que susto sentí dolor.
¡yo no abortaria jamas! Así de sencillo.
-eso nunca. - y se lo debí de decir con tanta energía,que el me miro espantado.
-¿tu piensas que tus padres van a consentir que los cubras de vergüenza?
- no lo sé, pero yo me sentiría sucia si me deshiciera de algo tan mio. Lo siento, David hemos terminado.
- escucha...
-no..... Hemos terminado y, ademas se los diré a mis padres y no les voy a ocultar quien es el padre.
David me replicó muy convencido:
- mira, ni tus padres ni los mios van a reaccionar bien. Yo no me caso sin terminar la carrera y lo mejor es quitar de en medio a la criatura.
No hable mas con el.
Me fui a casa y, cuando mis padres subieron de la tienda los aborde.

El Regreso.Where stories live. Discover now