SECRET PLACE (Terminada)

8

La luz que entraba por la ventana era fuerte, pero menguada por la cortina blanca, creaba un espectro delicado y encantador en ese rostro que observaba. Naruto cruzó los brazos sobre la mesa y apoyó la barbilla en ellos, estando aún más cerca. Al igual que detallaba sus facciones, lo hacía con los movimientos de su mano mientras dibujaba en el cuaderno.

—Deja de mirarme, tonto— pidió Sasuke, recibiendo una enorme sonrisa como respuesta.

—¿Te pongo nervioso?— bromeó.

—Claro que no, solo que no dejas que me concentre.

—¿Y qué se supone que dibujas? Apenas entiendo— admitió y se acercó más, mirando la hoja —¿Otro de tus mapas?

—Una parte de él. El plano es enorme, tienes que venir a casa a verlo— anunció entusiasmado.

—¿Me dejará tu hermano?— preguntó Naruto con diversión.

—Está en la universidad, además, falta poco...— murmuró y su expresión alegre cambió por una triste.

—¿Cuándo te vas?

—Tan pronto como mamá pueda. Quizás dentro de un par de semanas— suspiró mirando su dibujo, pero entonces sintió un leve roce en el dorso de su mano. Naruto lo estaba acariciando con la punta de su dedo, en uno de esos gestos fugaces y secretos que habían mantenido durante meses, y sobre los cuales no se decidían a hablar —Pídele permiso a tu papá— indicó sin mover su mano para no perder el contacto.

—Ni que hiciera falta. Con lo de las campañas nunca está en casa— resopló y luego miró hacia la puerta del salón, cuando un estruendoso Kiba entró, terminando así con su soledad.

—¡Naruto!— gritó y él se incorporó en su asiento —¿Te enteraste?

—¿De qué?— preguntó serio.

—Neji... Ya se le presentó el subgénero. Págame, es alfa— pidió y extendió la mano.

—Rayos— raspó Naruto y sacó un billete de cien yenes para dárselo a su amigo, molesto por perder la apuesta que habían hecho hacía un par de semanas.

—¿Quieres hacerlo de nuevo? Eres lucrativo— dijo Kiba, sacudiendo el billete en el aire antes de meterlo en el bolsillo de su camisa.

—No, ya me rindo— resopló.

—Anda, vamos... Anímate— instó Kiba y luego miró al pelinegro, que seguía dibujando —¿Qué tal si apostamos por Sasuke? ¿Qué crees que sea?

Naruto apretó levemente los labios ante la pregunta y luego miró a su amigo, quien hizo un leve contacto visual a través de su largo flequillo oscuro.

—No sabría— murmuró al final, no queriendo hacer público su deseo de que no fuera un dominante.

—Yo digo que será alfa— exclamó Kiba —Solo míralo: es guapo, el más inteligente de la clase e incluso más alto que tú.

—Solo un par de centímetros— se quejó el rubio y escuchó una risita de Sasuke.

—¿Apuestas o no?

—Ya deja eso, no quiero perder más dinero contigo— se quejó y otra vez se dedicó a mirar los dibujos de su amigo.

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Aquella conversación los había dejado un poco incómodos. Ninguno de los dos quería hablar sobre el tema de las castas, pues se les había enseñado a lo largo de su corta vida, que de eso dependía su emparejamiento en la adultez ¿Y si no eran compatibles? El temor estaba vigente y oculto en los corazones de ambos.