Capítulo 27: El Ferrari rojo

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OliviaRockaway, Queens

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Olivia
Rockaway, Queens

Solté un gemido al escuchar el sonido de los pájaros y las gaviotas, abrí mis ojos lentamente y noté que mis labios estaban muy secos. Lamí mis labios para luego cubrirme más con el edredón, la ventana había quedado abierta y de ella entraba una brisa.

No quería ver a mi izquierda porque ya sabía quién estaba ahí, pero me fue imposible no hacerlo. Al mirar vi la espalda desnuda de Andrea, acerqué mi dedo y acaricié la cicatriz de la operación.

Aún recuerdo el momento en que me confesó lo que había hecho.

🌌

<Flashback>
Clarksville, dos días después de la reconciliación

Olivia se encontraba preparando el desayuno mientras escuchaba a Taylor Swift en la radio. El desayuno no era la gran cosa, solo un huevo revuelto, una tajada de pan y fruta picada.

Para ella, al no saber cocinar, se podría decir que era un desayuno que pasaba un poco. Olivia abrió la nevera y vio el envase del jugo de naranja y el cartón de la leche chocolatada. 

Estaba claro que para ella había preparado su apreciada taza de café, en cambio, para Andrea ahí siempre estaba el dilema. La castaña decidió ir a buscar a su chica al baño.

—Amor me preguntaba qué vas a querer para to... —dijo Olivia abriendo la puerta del baño, pero se quedó callada al ver una cicatriz—. ¿Por qué tienes una cicatriz de operación de trasplante de pulmón?

—Tenemos que hablar —expresó Andrea.

...

Una vez que Andrea se vistió, bajó las escaleras y se sentó junto a Olivia en el sofá.

—No quiero mentirte más, así que te voy a decir la verdad —expresó Andrea mientras agarraba la mano de su chica—. Sabes que no tengo una buena relación con mi padre, pero aún así sigue siendo mi padre. Semanas antes de tu operación, mi padre habló conmigo y yo le done un pulmón.

Andrea observó a Olivia esperando encontrar duda en su rostro, pero lo único que encontró fue una pequeña sonrisa.

—Cariño, no cuestionaré tus decisiones... —empezó a decir Olivia mientras dejaba pequeñas caricias en la mano de la pelirroja—. Ahora puedo reafirmar que a pesar de todos los muros de tu corazón, tienes un corazón bondadoso.

—Mi corazón es bondadoso porque te conocí y estás en mi vida —respondió Andrea con una sonrisa para luego besarla lentamente—. ¿Tenemos tiempo?

—No señorita, tenemos muchas cosas que hacer —dijo Olivia levantándose del sofá—. Vamos a desayunar, cariño.

—Como órdenes, su majestad —replicó Andrea con una sonrisa.

Noche Estrellada: La estrella más solitariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora