Holden me atrajo a su cuerpo sin apartarse de mi boca y descendió sus manos por mi espalda muy lentamente hasta mi trasero, donde apretó y amasó con fuerza, frotando su gran erección en mis muslos y haciéndome muy consciente de sus ganas.
De un momento a otro y sin verlo venir, me levantó en sus brazos y me obligó a enredar las piernas en sus caderas y mis brazos en su cuello. Siguió arrebatándome todo el aire en un beso rudo y lleno de humedad, apretando mis nalgas entre sus manos y rozando nuestras partes más latentes por encima de la ropa.
El poder de su boca y el roce de sus manos por mi cuerpo no me permitieron pensar en nada más que no sea sentir y experimentar. Me aferré con más fuerza de su cuello y seguí su rudo beso con la misma intensidad y fogosidad, muy dispuestos a arrebatar el aire y la cordura del otro.
Caminó conmigo en sus brazos unos pasos y me dejó en la barra, mordisqueando mis labios y volviendo a besarme con intensidad. Se separó de mi boca, jadeante, con los labios rojizos e hinchados y nos miramos por breves segundos, en donde su pregunta fue clara y mi respuesta muy expresa. No necesitábamos palabras para hacerle saber al otro lo que deseamos, si desde anoche esa tensión que existía a nuestro alrededor nos superó.
En medio de una conversación silenciosa, me dedicó una sonrisa ladeada antes de apoderarse de mi cuello y lamer con total lentitud, desviándose hacia mi clavícula y succionando mi piel con una fuerza muy deliciosa. Acarició los costados de mi cuerpo de arriba abajo, abarcando mis caderas hasta mis nalgas y apretando lo más que podía de ellas, haciéndome cerrar los ojos y jadear con suavidad.
Por mi parte no me quedé con la gana de palpar su cuerpo por igual. Acaricié la suave piel expuesta de su cuello, sus anchos hombros, su pecho y parte de su torso, sintiendo bajo mis manos la dureza de sus músculos. Continué mi recorrido hacia abajo de modo lento mientras él se apoderaba de mis pezones erguidos por encima de mi blusa y los mordía, causándome dolor, pero un indescriptible placer.
Extendí mi mano por su erección y mordí mis labios al poder tocarlo y sentirlo tan duro aunque sea por encima de su pantalón. Froté mi mano por su extensión con lentitud y apretando cuando era necesario y lo escuché gruñir, mordiendo con mayor rudeza mis pezones y tratando de adentrar sus manos bajo mi pantalón para tocar con gusto mi trasero.
—¿Por qué demonios te pusiste hoy un pantalón cuando todos los días usas vestidos? —se quejó, volviendo a mis labios y besándome con más fiereza mientras mi mano seguía frotándose en su hombría—. Como me encanta verte en vestidos y poder tener el privilegio de destrozarlos en mis manos, joder.
—Uso lo que me cante el culo, además, ¿quién dijo que tenías el privilegio y el poder? —susurré y me besó con más rudeza, arrancándome un gemido tras apretarme contra su cuerpo con una fuerza deliciosa y pellizcar mi nalga por igual.
Solté el botón de su pantalón y bajé la cremallera a velocidad, removiendo su bóxer para tomar entre mi mano su suave, dura y húmeda erección. Froté en círculos mi dedo pulgar en su glande, esparciendo sus fluidos por toda su redondez y hacia abajo. Apreté cuando su gemido se ahogó en mi boca y sonreí victoriosa, viéndolo tan erecto y entregado a mis pocas caricias.
Cerré en C la mano y la moví de arriba abajo con lentitud, sintiendo en los roces cada una de sus venas y la forma en la que se va endureciendo cada vez más.
—Tengo el poder, el derecho, el privilegio y punto —mordió mis labios antes de recostarme en la barra, tirando el plato con las fresas y varias cosas más que no presté atención—. Tengo acceso a hacer contigo lo que me plazca una vez que te haga mía.
Enarqué una ceja, retándolo a decir algo más, pero por dentro muy caliente al mostrar toda esa autoridad y agresividad.
—Si das la talla, hasta lo puedo estar pensando. Tu palabrería te la puedes pasar por donde no te da el sol. A mí me demuestras las cosas con hechos o simplemente no hay nada.
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Holden: Serie Walsh #1[✓]
RomanceHolden Walsh lo único que desea es llevar una vida común y corriente, en la cual pueda ejercer su carrera como profesor, lejos de todo ese mundo en el cual nació y nunca quiso ser participe, construyendo todo lo que soñó muy lejos de su hogar y al f...