📚20🖋️🫦

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—¿Seth?— preguntó ella cuando salió del agua, viéndolo con su móvil.

—Disculpa, estaba vibrando sobre tu bolso y son como venite llamadas perdidas, pensé que era urgente— le dió el móvil.

—¿Quien era?— preguntó, no le agradaba que le haya tocado el teléfono pero podría ser importante.

—No se, nadie respondió pero era E. Ce.

Daphne sentía la boca repentinamente seca, Evan. Evan le había estado reventando el buzón de llamadas y le había llenado con mensajes.

Evan:  ¿Donde estás?

Evan: ¿Donde te fuiste?

Evan:  No me ignores.

Evan:  Responde mís llamadas Daphne.

Evan: ¡Atiende el maldito teléfono!

Una nueva llamada le llegó.

—Me das unos minutos— pidió ella, el asintió y la de dejo sola.

—¿Se puede saber que demonios quieres?— le preguntó cuando le respondió.

—¡Al fin!— le gritó desde el otro lado—¿Donde mierda estabas metida? ¡Porqué me responde el mocoso tu teléfono!— en menos de treinta segundos la bombardeó a preguntas.

—¡Ya cállate!— le gritó—. ¡No eres quien para exigir respuestas!— Daphne estaba rabiosa—. Estoy con Seth, déjame en paz— le colgó y bloqueó el número.

—¿Todo bien?— preguntó Seth.

Daphne miro el teléfono enojada.

—Si, disculpa.

Un incómodo silencio los rodeó.

—Se que no me incumbe, pero debo preguntar...

Él lo sabía, sabía lo de Evan y ella.

—Claro, ¿Que cosa?— ella ya sabía la respuesta.

—¿Que hay entre Conrrat y tu?— mierda.

Evan masticaba piedras para cuando Daphne le colgó la llamada.
No, no podía hacerle eso a él, ella... Ella...

Él la quería.
Seth se la quitaría, ella lo odiaría más de lo que ya lo hacía.

¿Que acababa de pensar?
No, no podía.
Ni Siquiera se detendría a meditar lo que acababa de  pensar.
No podía y tampoco  debía.
Esa niña de diecisiete años que lo enloquecía desde hacía un mes  lo llevarían al infierno si lo permitía...

¡Bah!
¿A quien queria engañar, además de así mismo?
Desde que la besó por primera vez su alma se condenó a pagar cadena perpetua en el infierno.

Y lo volvería a hacer sin remordimiento alguno. Debía arreglar  todo. Absolutamente todo.

Daphne suspiró y miró a Seth, ambos estaban tomando un café, bueno él estaba tomando un café negro con leche  y ella algo con mucha crema batida y salsa de chocolate.

—El señor Conrrat es hijo de una vieja amiga de mí madre— lo cual no era mentira—. Hace poco se reencontraron, y bueno mis padres hicieron esta cena y sus padres, su hermano y el estaban en mí casa.

—Ya veo, por eso estuvo él cuando fui al hospital a verte durante la mañana y cuando fui a tu casa, lo vi que salía de ahí y de tu habitación, cuando estuviste ingresada— Daphne sintió que se desmayaría en cualquier momento.

Seth los había visto. Lo había visto a Evan salir de su casa, de su habitación en el hospital.
Seth lo sabía todo.

—Si, fue supongo por cortesía con mis padres y supongo porque el me sacó del baño de la enfermería— Daphne miro la hora—. Y creo que es momento de que yo vuelva a casa.

—Claro, vamos— Seth le abrió la puerta del café, le dio el casco y se fueron...

Evan era un imprudente, y ella también.

Cuando llegaron a la casa de Daphne la dejo dos casa antes.

—¿Vas a ir al baile de bienvenida?— preguntó él, deteniendo su huida.

—No lo sé, ¿y tu?— la pregunta era absurda, Seth no iba a esos eventos escolares por ningún motivo.

—No, pero si tú quieres ir conmigo, puede que yo aceptará, aunque lo debería pensar— se rascó la cabeza.

¡Que alguien detuviera el mundo! ¿Le estaba pidiendo ir al baile con él?

—A ver si entiendo ¿Me estás pidiendo una cita para ir al baile contigo?— enarco una ceja.

—Si, quizás o quizás solo te esté haciendo un favor— ella blanqueo los ojos y si fue, dando pequeños pasos—. ¡Está bien!— levantó la voz, ella volvió sobre los pasos que había dado—. Si, te estoy pidiendo que vayas conmigo al baile de bienvenida— lucía apenado

Daphne sonrió, quien lo diría. El niño problemas y ella.

— ¿Aceptas?

—Mmh— ella se encogió de hombros—. Supongo, si. Si, acepto ir contigo. Pero de esmoquin y zapatos lustrados, nada de botas o zapatillas— Seth sonrió.

Evan se vería lindo de esmoquin.
Seth, se recordó. Seth se vería lindo de  esmoquin.

Enséñame Entre Tus Sábanas  Where stories live. Discover now