veo en ti la luz

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si aquí está, me es fácil ver que aquí  hoy quiero estar

El sol se desvanecía en el horizonte, pintando el cielo con tonalidades ardientes y doradas. El aire se colmaba de susurros, mientras el trajín de la ciudad se fundía en el canto de los pájaros que buscaban su refugio. En aquel momento efímero, en el que el crepúsculo parecía tejer un manto de misterio sobre el mundo, el doctor TaeHyung emergió del imponente edificio del hospital.

TaeHyung, con su bata blanca impecablemente planchada, caminaba por los pasillos del recinto con la elegancia de quien es dueño de su dominio. Era un hombre apuesto y carismático, con rasgos delicados que resaltaban su tez canela y sus penetrantes ojos oscuros. Su cabello oscilaba entre tonos castaños y dorados, como si el sol hubiese dejado caer sus rayos sobre él en un acto de admiración.

El joven médico tenía una especialidad en cardiología y, aunado a eso, era cirujano cardiovascular, pero su pasión por sanar y cuidar trascendía los límites de su práctica profesional. En sus escasos momentos de descanso, aprovechaba para visitar a su amado hermano mayor, SeokJin, quien se desempeñaba como pediatra en el mismo hospital. Ambos compartían un lazo indestructible, una complicidad que los unía más allá de las paredes del recinto médico.

Un día, mientras TaeHyung esperaba ansiosamente la llegada de SeokJin en un pasillo adornado con frondosas plantas, su mente divagaba en las complejidades de la vida y el corazón humano. Sumido en sus pensamientos, no pudo evitar chocar con alguien que se cruzó en su camino. La visión que se desplegó frente a él lo dejó momentáneamente sin aliento.

Aquella persona, de tez pálida como el alabastro, estaba cubierta de tatuajes que parecían contar historias ancestrales en su piel. Sus ojos enigmáticos, enmarcados por oscuros párpados, brillaban con una mezcla de indiferencia y curiosidad. Añadiendo un toque de rebeldía a su apariencia, múltiples piercings adornaban su rostro y orejas.

Era un ser fascinante, una amalgama de contradicciones visuales que despertaban en TaeHyung una atracción inmediata.

TaeHyung, reuniendo sus fuerzas y superando su sorpresa, se apresuró a disculparse por el accidente.

"Lo siento mucho. Fue completamente mi culpa", dijo TaeHyung, sintiendo un poco de vergüenza por su distracción.

Sin embargo, la respuesta que recibió fue una descortesía inesperada. La persona lo miró con altanería y le espetó unas palabras frías, casi ordenándole que se apartara de su camino.

El hombre frunció el ceño y le lanzó una mirada desafiante. "Podrías prestar más atención por donde caminas. No quiero que me estorbes de nuevo", respondió con rudeza.

A pesar de la respuesta grosera, TaeHyung no pudo evitar notar lo atractivo que era aquel hombre misterioso. Su apariencia rebelde y enigmática despertó su curiosidad.

La impresión que causó en TaeHyung fue tan profunda que no pudo evitar seguir con la mirada al misterioso individuo mientras se alejaba. Observó cómo se alejaba con paso decidido, sin voltear atrás. TaeHyung quedó intrigado, sintiendo una extraña conexión en aquel breve encuentro.

El médico se quedó allí, con el corazón palpitando desbocado en su pecho, contemplando cómo el enigma se desvanecía entre las sombras del pasillo.

La rudeza de aquel encuentro no logró mermar el anhelo que brotó en su interior, un anhelo de conocer más sobre aquel enigma humano que había cruzado su camino de forma tan inesperada.

Después de un rato, SeokJin finalmente apareció en la sala de espera, con su característica sonrisa cálida. Los dos hermanos se abrazaron y compartieron algunas historias graciosas de sus respectivos días de trabajo. TaeHyung no pudo evitar mencionar el encuentro con el misterioso hombre de piel blanca.

veo en ti la luz ;; OS tkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora