1

113 8 5
                                    

































Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.














































Narrador omnisciente :











--- Al fin llegué a Tokyo. --- Moja sus labios para luego observar su teléfono.

Y percatarse de todos los mensajes, que sus " amigos " le habían enviado.

En el rostro de la extranjera, no se podía apreciar algún sentimiento o emoción.

Pero algo que dejaba a todo aquél que la observará, era su belleza.

Natella era una mujer muy hermosa y cautivadora, su sola presencia causaba suspiros.

Pero desde que ella decidió tomarse unas vacaciones, si eso se podría decir, aprovechó la oportunidad de poder estar fuera de Rusia.

Y de las múltiples molestias que habían en su país de origen, además gozaría ver todo el entorno o como se manejaba Tokyo, Japón.

--- No puedo estar en paz un solo minuto, carajo. --- Habló después de ver como la pantalla de su teléfono se encendía, mostrando el nombre de Koyiro. Para luego contestar unos segundos después y acercar el aparato a su blanquecino oído.

--- Koyiro, no entiendo la razón de tu llamada inesperada. --- Inició la conversación en ruso, a través del aparato con una voz de neutralidad.

--- Natella, todo lo que tenga que ver contigo me interesa, y solo se me olvidó decirte que tu propiedad ya está renovada. --- Aquella voz en ruso, que se escuchaba proveniente del teléfono, era gruesa y ronca, algo que era mucho de su gusto.

--- No era necesario Koyiro, sabes de los contactos que tengo, aunque me entusiasma saber que te preocupes por mí. --- Habla con una voz ligeramente dulce causando que el receptor de la llamada, sienta un poco de nervios al igual que sus mejillas calentarse.

Se aclara la voz, con un pequeño sonido. --- Hm, como seguía diciendo Natella, no te metas en problemas. Los asiáticos no son muy pacientes.

--- Lo sé Koyiro, pero voy a estar bien. Sabes que mi corazón solo late por tí y tu maravilloso abdomen. --- Suelta un pequeña risa para luego disponerse a finalizar con la llamada, no sin antes despedirse del pelinegro. --- Cuando vea que los problemas son serios, le diré a Karasuma que venga y me apoyé. No debes preocuparte por mí, el amor de tu vida. Así que adiós. --- Cuelga la llamada sin esperar respuesta del contrario, al que dejó con una pequeña vena en la frente por el enojo y el temblor de sus manos, al oír a la rubia hablarle de esa manera.

   ○• UN AMOR DISFRAZADO •○Where stories live. Discover now