𝖎𝖛.𝖝𝖎𝖎 ❝I got it, Cedric❞

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-¿Enserio sales con él? -exclamo Fred frustrado.

-Por desgracia yo no puedo decir "¿En serio compartes sangre con ellos?" -murmuro Draco frente a Fred.

Kiri, en medio, suspiró cansada.

-¿No puede prohibirles hablar entre ellos o algo así? -dijo Kiri a la señora Pomfrey en tono suplicante -puedo sentir una contusión solo por escuchar sus quejas.

La señora Pomfrey rió divertida.

-Lamento no estar calificada para prohibirlo pero puedo recordarles que es su culpa que te encuentres aquí. Recurrir a la culpa a veces es bueno.

Madame Pomfrey le guiño un ojo a Kiri quien sonrió satisfecha. La enfermera salió dejándolos solos un momento mientras iba a su almacén por algunas pociones. Los seis que previo a la intervención de madame Pomfrey se observaban con odio, bajaron la mirada a sus pies.

-Okay, voy a ser realista así que no les pediré que sean amigos o algo por el estilo -dijo Kiri en tono calmado -solo quiero que dejen de pelear frente a mi y cuestionar mis elecciones. Si, salgo con él y podría decir que es la relación más estable en la que me he encontrado a mis cortos quince años (sin ofender) -dijo en dirección a los gemelos y Harry. Realmente no creía que tuviera algo que explicar a Harry. Si, eran amigos, pero solo eso -y de hecho creo que alguien aquí me debe una gran disculpa por algunas incinuaciones hechas ayer si realmente aprecia mi amistad -Harry agachó la cabeza avergonzado -y los tres sabían que yo era paquete completo y así lo aceptaron así que ahora se aguantan -se dirigió está vez a sus amigos -especialmente quien justo ayer me juraba amor eterno...

Los tres de Gryffindor abrieron los ojos incrédulos.

-¿Tienes que decirlo frente a todos? arruinas mi imagen -susurro Draco avergonzado.

-¿Que? ¿Creerán que me quieres de verdad? ¡Que desgracia! -dijo Kiri en falso tono dramático.

-Bien, basta de charlas -dijo madame Pomfrey irrumpiendo de nuevo en la habitación -les explicaré como usar estás pociones.



























































































La reaparición de Hagrid en la mesa de los profesores el lunes por la mañana no fue recibida con entusiasmo por parte de todos los alumnos. Algunos, como Kiri, gritaron de alegría y echaron a correr por el pasillo para estrecharle la enorme mano; otros, como Millicent Bulstrode y Tracey Davis, intercambiaron miradas lúgubres y movieron la cabeza. Kiri sabía que muchos estudiantes preferían las clases de la profesora Grubbly-Plank, y lo peor era que en el fondo, si era objetiva, reconocía que tenían buenas razones: para la profesora Grubbly-Plank una clase interesante no era aquella en la que existía el riesgo de que alguien acabara con la cabeza seccionada.

El martes, Kiri, muy atribulada, se encaminó hacia la cabaña de Hagrid a la hora de Cuidado de Criaturas Mágicas junto a sus amigas, bien abrigadas para protegerse del frío. Kiri estaba preocupado no sólo por lo que a Hagrid se le habría ocurrido enseñarles, sino también por cómo se comportaría el resto de la clase, y en particular Draco y sus gorilas, si los observaba la profesora Umbridge.

Con todo, no vió a la Suma Inquisidora cuando avanzaban trabajosamente por la nieve hacia la cabaña de Hagrid, que los esperaba de pie al inicio del bosque. Hagrid no presentaba una imagen muy tranquilizadora: llevaba cardenales y algunos cortes por toda la cara. Aquello desconcertó a Kiri. Para completar aquel lamentable cuadro, Hagrid llevaba sobre el hombro un bulto que parecía la mitad de una vaca muerta.

𝐿𝑎 𝑁𝑖𝑛̃𝑎 𝐷𝑒 𝐿𝑎 𝑇𝑟𝑎𝑖𝑐𝑖𝑜́𝑛 𓆙 ᵈʳᵃᶜᵒ ˡ. ᵐᵃˡᶠᵒʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora