Capitulo 6-

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Ricardo se despertó con Santiago a su lado, abrazándolo. Al principio se encontraba confundido, pero después recordó lo sucedido. (alta rima pa').

—¿Santi...?
—¿Que...?—Murmuró.

Se dio vuelta y siguió durmiendo. A lo que Riki rio para posteriormente tomar le decisión de dejarlo dormir.

Se levantó, agarró las primeras prendas que vio y caminó lentamente al baño, sin siquiera estar consiente de la hora. Se dio una ducha de forma rápida y salió del baño, junto con el vapor causado por el agua caliente. Se dio vuelta y recordó a aquella maestra de ciencias que les enseño durante medio año los cambios del agua. Rio, recordando que solía pensar "¿Y eso de que me sirve para tocar la guitarra?". 

Volvió a la habitación, notando que Santiago estaba sentado en la cama.

—Buenos días.
—Buenos días...¿Qué haces?
—Nada, re al pedo—Suspiró—¿Queres salir a algún lado?
—Dale, para (un cachito bo' cartero)...no tengo ropa.
—Anda bañándote, yo te voy a buscar en la moto.
—Bueno, agarra las llaves porque sino por donde entras.
—Por la ventana.
—Anda, háceme el favor pelotudo, están en el bolsillo de mi campera.
—Pelotuda tu tía, salame.
—Raja de acá mongólico.
—¿Me estas echando de mi casa?
—Si, chau—Dijo para lanzar el abrigo en su dirección.
—Me voy  a acordar de esto, ya vas a ver.
—Aja.

Ambos dejaron su particular conversación e hicieron lo acordado anteriormente. Ricardo trato de hacer su trayecto lo más breve que pudiese, ya que no quería dejar a Santiago esperando.

Llegó a la casa de Santiago y cuando fue a colocar la llave, notó que la puerta estaba abierta. Decidió no darle importancia, entrando tranquilamente a la casa del mayor. Al hacerlo, tras dar tres pasos, escucho voces. Esto le hizo darse cuenta de que no estaba solo en la casa. Se acerco lentamente a la fuente que producía el ruido, tratando de no alertar a quien se encontraba ahí. Él primero había pensado en alejarse, puesto a que podría ser alguien peligroso. Pero un par de segundos después al reconocer las voces, decidió acercarse.

Al abrir la puerta de la habitación, se encontró con lo que temía. Álvaro y Roberto, tocándose de "forma indebida", pero con ropa.

—Como pudiste?!
—Y-yo...Ri...
—¡¿Como pudiste Álvaro?! ¡Engañarme con mi hermano el bizco!
—¡Ricardo escúchame!
—¡No!¡No escucho nada! ¡Yo pensaba que eras mejor que esto!
—¡Pero Ricar...!
—¡Pero nada!¡L-lo nuestro se terminó!¡Rajen de acá!

Roberto tomó una mochila, la cual se ubicaba a un lado de la cama. Siendo en primer lugar la razón por la que estaban en ese lugar. Una vez logró que ambos se fueran, Ricardo abrió el ropero, y comenzó agarrar ropa para Santiago rápidamente. Metiéndola en una bolsa de tela. Mientras que las lagrimas resbalaban por su mejilla. Cerró todo, puso el bolso abajo de el asiento, se subió a la moto, y aceleró. Todo a su alrededor se volvía borroso, y cada vez iba más y más rápido. En algún momento. Sin darse cuenta, dejó de prestar atención a su alrededor. Y al toparse con una curva, reacciono demasiado tarde. Afortunadamente, el daño no fue mayor. Pero el chico aterrizo sobre su brazo, provocándose varias perforaciones en este. Una vez se dio cuenta de lo que había pasado, el chico retiro algunas de las piedras incrustadas en su brazo, levanto la moto, y como pudo caminó la cuadra restante hacia su casa. Soltaba quejidos de vez en cuando, pero el dolor era soportable.

Al llegar a su casa, sacó el bolso de abajo de su moto, y entro a su casa. Utilizando su brazo derecho lo menor posible. 

—Ll-llegue!—Tartamudeó— ¿Puedo pasar?
—Si...—Notó la voz quebradiza de Ricardo—¿estas bien?
—Si—Dejo el bolso colgado en el cancho de la pared y se retiró.

Al salir, Santiago notó instantemente el daño en el brazo de Ricardo. El cual estaba tratando de limpiar.

—¿Qué te pasó?—Su tono de preocupación fue notorio.
—M-me caí de la moto...
—¿Que...?—Soltó un suspiro—¿Tenes gasa?
—En el baño...

Sin decir nada más, entro nuevamente al baño y volvió con el objeto antes mencionados. Dejó la gasa en la cajonera, y se dirigió a la cocina. Volviendo con un recipiente lleno de agua con jabón.

Limpio cuidadosamente la herida, tratando de provocar a Ricardo el menor dolor posible, y retirando alguna que otra piedra que seguía incrustada en la piel del menor. Provocando uno que otro quejido por parte del menor, y sintiéndose un poco culpable en el proceso. Al principio lo regaño por no tener cuidado. Pero el notable dolor que estaba sintiendo le causo pena, y dejó de hacerlo.

—¡Listo!

Agarró otro pedazo de gasa, y envolvió el brazo de Ricardo cuidadosamente.

—Gracias...

Ahora si, contáme bien que fue lo que te pasó

Bue, llegue a tu casa y.. encontré a Alvaro y a mi hermano...

—Ah, ¿estas bien...?
—S-si... 
—¿Y como te caíste?
—Yo...—Pensó en como formular la frase—salí llorando y empecé a acelerar... y no vi la curva...—suspiró.
—Ta, para la próxima no manejes si estas así... te llega a pasar algo y te juro que te revivo y te mato yo.
—Bue, perdón...
—Esta vez estas perdonado, pero que no se repita—dijo para abrazarlo.
—Mhm...
—Y... ¿terminaste con Alvaro?
—Algo así, si.
—Tranquilo, hiciste bien.
—P-pero sigo sin entender...yo...¿Que fue lo que hice?
—Nada, no hiciste nada—Dijó sin soltarlo—fue Álvaro, vos no tuviste la culpa de nada.
—¿Y si...?
—No—le agarró la mano—No hiciste nada y punto.
—B-bueno.
—Ta, ¿al final vamos a algún lado?
—Si...
—¡Dale! ¡no me gusta verte así!—lo sacudió—¡metele onda!

Ricardo rio entre sus lágrimas. Y posteriormente sonrió.

—¡Bueno, dale vamo'!—Sonrió nuevamente.
—Así mejor—Sonrió—¿Invitamos a los gurises?
—Bueno.
—Ta, ya los llamo y vamo' pa' la plaza—sacó su celular—Anda aprontando el mate.
—Buenísimo.

‐Falso amor‐/El Cuarteto de Nos/Where stories live. Discover now