capítulo 19.

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Toda la alegría y la calma de aquella mañana se escapó entre los dedos de la pareja en tan pocos minutos. Llevaron a Rose al hospital con ayuda de la ambulancia, entrando a emergencias. Minho sentía la opresión en su pecho y las lágrimas en sus ojos cuando su madre sobre la camilla desapareció entre esas puertas. Se aferró a Seungmin como pudo.

Toda la tarde pareció un infierno con su estómago gruñendo y las paredes blancas tratando de comerlo. Seungmin trataba de calmar su angustiado corazón con besos en su mejilla y caricias en sus manos que temblaban. Minho sentía que se perdía, no le gustaba esa sensación, porque entonces todo se le vino encima sin piedad alguna.

La noche les cayó encima mientras pedían algo de comida en la cafetería del lugar, pero el único que comió fue Seungmin, Minho sólo se sentó a su lado, aferrado a su pequeño ser, buscando cariño en sus orbes dorados.

― Todo estará bien, Minho. Todo estará bien aunque no lo esté. ― Repitió con su suave voz en un susurro hacia él, calmando un poco su alterada mirada ¿La razón? El Doctor les daría en estado de su madre.

Y él más que nunca se sentía débil, con miedo, pero debía estar recto para cuidar de Seungmin, de sus bebés, y de su madre más que nunca. Suspiró como si su alma se le saliera del pecho con lástima.

¿Qué tan grave era que su madre tuviera una enfermedad que la está deteriorando? ¿Qué tan grave era que su madre se lo hubiera ocultado por semanas o hasta meses? ¿Qué tan grave era no tener ni una sola moneda para costear los tratamientos debidos? ¿Qué tan doloroso es saber que pierdes a tu madre?

El suelo bajo sus pies tembló, y si no fuera por las manos entrelazadas con su pareja, se hubiera perdido en su miseria. Cuando pasó a verla tenía aparatos, de los que él conocía gracias a sus estudios, conectados a su frágil ser. Y no importaba si todo aquello luciera doloroso, si su rostro esté pálido y ya no llevara sus vestidos floreados... Ella sostenía una sonrisa cálida y débil como si no estuviera enferma.

Minho rompió en llanto cuando ella lo llamó con una voz cansada y los párpados entre-cerrados. Su mano se sentía fría, y sollozó. La mujer que dio todo por él cuando su padre los abandonó. La mujer que lo motivó a perseguir sus sueños. La mujer que lo crio con valores y principios. La mujer que ahora estaba postrada en una camilla tan frágil como nunca.

― Te amo, mamá. Por favor resiste, ¿Sí? Hallaré una solución y podrás curarte. Verás que dentro de poco estarás mejor.

― Yo también te amo, Minhonnie... ― Apretó su mejilla con su cansada mano.

Minho se alteraba con el aspecto de su madre; pálida, débil, cansada, con la respiración que parecía doler de alguna forma. Sus verdosos orbes buscando el brillo en los ojos contrarios, encontrando una chispa aún viva, y eso le dio esperanzas.

Besó su mano. ― Yo me encargo, ¿Sí? Haré lo que sea para que te recuperes y puedas jugar con las mellizas. Yo- mamá, por favor sé fuerte.

― Confío en ti, cariño... ― Hasta su voz se oía apagada y una tos acompañó la frase. ― Minhonnie, cuida bien de Seungmin mientras yo no esté en casa... ― Ella arrugó su pequeña nariz, su pecho subiendo y bajando muy lento para su gusto. Minho sólo la miró, con miedo en su mirada. ― Amor, deja llorar. ― Con el dorso de su mano limpió las lágrimas ardientes de su hijo.

Las lágrimas calientes dejar ver su sufrimiento.

― Lo siento, lo siento. ― Limpió su rostro y humedeció sus labios sintiendo el sabor salado. ― No te preocupes, estaremos bien en casa... Pero estos días faltará tu presencia. ― Sonrió, Rose suspira viendo a su hijo ser la clara copia de su padre.

Pero claro, su hijo era mil veces mejor que aquel patán.

La mujer acarició su mejilla, sonriendo una vez más enternecida cuando Minho se apegó al tacto. ― Ve a casa, descansa y come. Seungmin también debe estar cansado, sabes que no debe estresarse. Por mí, ve a casa, ¿sí? Yo estaré bien acá.

Minho sabía que tenía razón, debía volver a casa para no tener a Seungmin en este ambiente tan tenso y estresante. Porque Seungmin era trasparente y sus brazos se aferraban a su abultado vientre para reconfortarse. Eso lo hizo a lo largo del día, fingiendo una sonrisa temblorosa hacia él, porque el hombre de orbes dorados tenía miedo, lo sentía.

― Volveremos en la mañana, mamá... ― Besó su mejilla y luego su mano. ― Descansa.

Su madre sostuvo una sonrisa y Minho en vez de irse se quedó a observar si la sonrisa de su madre era genuina. Y cuando lo confirmó, pudo irse entre Buenas noches y Volveremos en la mañana.

Cuando salió de la habitación su corazón golpeaba con fuerza su pecho y tuvo que dar un suspiro para calmar la impotencia en sus venas y el dolor de cabeza que hacía presencia. Pero cuando Seungmin lo rodeó con cariño y su cuerpo tembloroso, supo que debía llevarlo con cuidado hasta su hogar, prepararle una buena comida y dormir entre sus brazos.

Su mañana pasó borrosa y regresaban a casa a la medianoche con la luna compadeciéndose de sus corazones.

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gracias por leer<3

desire of love ✧ knowminWhere stories live. Discover now