La Caída 3

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*Anna Pov*

La noche recién empezaba y yo ya quería que terminara. Pero es que no podía estarme pasando todo esto a mí.

Revisé a mis alrededores esperando ver alguna otra mesa que necesitara mi asistencia y que me permitiera escapar del senador Carter que seguía llamándome ante cualquier cosa. Había empezado a utilizar tácticas como tirar la servilleta y pedirme que la cambie, o empujar "accidentalmente" los cubiertos y hacerme seña para que los recoja. Para colmo Jack se encontraba en la oficina revisando y haciendo cuentas por lo que tampoco podía pedirle que me asistiera como hacía siempre.

Jack era muy protector, sobre todo porque ponía al equipo primero, para él no siempre el cliente tenía la razón. El restaurante era su familia y la familia siempre estaba primero. Generalmente cuando venía alguien abusivo, como no podíamos echarle, Jack solía atenderlos o tomar la delantera él con excusas tales como "Quería atenderlos personalmente" o "Disculpen, la moza que los estaba atendiendo a tenido una urgencia".

El senador ya empezaba a tambalearse y tartamudear de la cantidad de alcohol que había ingerido y ya comenzaba a ganarse bastantes miradas.

-Señor creo que ya ha sido suficiente - Dijo la muchacha que estaba con él, visiblemente avergonzada. Sus mejillas estaban teñidas de rojo y observaba a sus alrededores buscando una salida o quien la ayudara.

-Nadie... nadie me va a decir cuando ha sido... ha sido suficiente - Tartamudeó y a pesar mío, pidió que le rellenen la copa.

Cuando mi compañero se acercó con la botella de vino y el pañuelo alrededor de su muñeca, Carter lo paró y entonces me señalo a mí, con su dedo regordete.

-No, que me sirva ella - Esbozó una sonrisa asquerosa y mi corazón dió un salto en mi pecho. Lo que me faltaba.

Mi compañero, con quien había cruzado muy pocas palabras en mi vida laboral, se acercó a mí a paso dudoso.

-¿Estás bien? - Me preguntó por lo bajo, algo nervioso.

-Si, yo lo hago - Tomé la botella con una mano y ágilmente me acerqué, tratando de mantener una compostura elegante.

Maldije por lo bajo sintiendo mis zapatos presionar mis tobillos con mas fuerza y a medida que me acercaba más estiraba mi espalda y mi cuello. Esto no iba a hacer que me achicara, tenía que demostrar cierta superioridad. No me afectaba, no tenía miedo.

-Senador... - Canturreé como una niña y dediqué una sonrisa completamente iluminada y falsa - Su copa - Giré la botella a medida que el liquido se movía estratégicamente como las olas sobre su vaso y terminaba en un mar tranquilo y en la medida justa a servirse.

Y entonces me congelé en mi lugar, casi sin poder respirar, cuando su mano se posó indiscutiblemente sobre mi espalda baja. Acarició esa zona y mis ojos se abrieron de par en par, no podía hacer un escandalo. Solo debía moverme, debía salir de allí. Levanté la botella sutilmente, aún nerviosa al sentir su mano bajando. Pero antes de poder deslizarme hacia un lado y tratar de actuar con la mayor normalidad escapando de esa situación, su mano se retiró de mi cuerpo en una sacudida y un cuerpo mucho más grande que el mío terminó casi empujándome hacia un lado. Su perfume entró a mis fosas nasales por tenerle tan cerca y a pesar de estarme dando la espalda pude notar que su anatomía era el doble de la mía.

-¡¿Es usted senador Carter?! - Una voz alegre emergió de su cuerpo y me quedé atónita - Ya me parecía que era usted.

Me tenía oculta tras su espalda y me di cuenta de la cercanía de nuestros cuerpos. Retrocedí aún confundida y noté que estiraba su brazo y estrechaba la mano del señor.

La caída de una estrellaΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα