2nd

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2ND: DRIVERS AND EGOCENTRISM

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Catorce pilotos.

Hay catorce pilotos repartidos a lo largo de la mesa cuando hago presencia en la sala y la atención, por acto de reflejo, se focaliza en la entrada. Los escucho callar mientras camino hacia la última silla vacía por el borde de la derecha, la cual, casi al otro extremo de la sala se encuentra.

Genial.

No hay un motivo por el cual sentirme pequeña entre gigantes siendo que conozco a cada uno de los presentes por diversas situaciones en las que a obligación tuvimos que compartir un par de palabras y nos hicimos hipotéticamente cercanos. La única diferencia que atravieso ahora es haber marcado sus mentes con la tragedia de mi ex-novio en la última vuelta de las Quinientas de Lyott y que eso ocasionara una leve colisión entre algunos de los pilotos.

Mi camino se ve interrumpido por una pierna que se extiende frente a mí, a la altura de mis rodillas y choca con la pared de vidrio que tengo a mi diestra, como negándome el paso. Tomo aire y levanto la mirada a regañadientes para ver al dueño de ésta exponer una sonrisa cínica en el rostro y varios mechones azules rebeldes darle personalidad a su cabello. Collie.

Vaya, vaya —canturrea sin deshacer su sonrisa y me ve desde los ojos hasta la punta de mis pies cubiertos por unas botas negras. El tono ácido se evidencia por su insatisfacción al darse con mi presencia en una misma sala que ella y la desvergüenza le da coraje para enfrentarme—. ¿La famosita Rang Myah aún tiene valor para venir? Debes estar loca.

Tal vez sí puedo haber enloquecido, pero nada la alejaba de igualarse a mí ya que mantiene sus sucios secretos bajo un manto que nadie se atreve a levantar.

En primer lugar, su egolatría, y ni siquiera se esmera en ocultar el descontento que siente cuando alguien inferior responde sus insultos a manera de defenderse. Collie corroe la mente de su víctima con amenazas en aspectos que pueda estar vulnerable y termina salvándose el culo de una sanción, pero dejando en la mierda la parte restante. Es una maldita estratega que dentro de las pistas es un as y en la vida es un demonio encarnado.

Dentro de lo que cabe, jamás nos llevamos bien, ya que tenemos enormes diferencias; pero tal vez estamos pagando el precio del pasado y nos terminamos encontrando frente a frente como un castigo inminente.

—Es un gusto verte también, Collie. —Respondo con una cordialidad disfrazada por el descaro.

—No finjas ser condescendiente. Nadie te quiere aquí, Myah —espeta, como si eso fuese a ser una orden que acatar porque ella lo dice y se cruza de brazos—. No necesitamos una maldita psicópata en la temporada.

La observo bajo el silencio de la sala mientras mi rostro se mantiene sereno por sus declaraciones acompañadas de intenciones destructivas que parecen hincharle el pecho de superioridad y levanto una ceja.

—Tampoco se necesita una maldita quejumbrosa, pero aquí estas —sonrío con los labios cerrados y le empujo la pierna para abrirme el paso, consiguiendo que pierda el equilibrio por un momento y sienta un mínimo grano de bochorno por ello—. Procura no estorbarme el camino otra vez.

Desde que envié mi solicitud no esperé ser recibida con una cálida bienvenida, sería muy iluso de mi parte creer en que todo saldría bien siendo que los oficiales me sacaron esposada de la pista y algunos de mis compañeros jadeaban de dolor en las ambulancias por mi irresponsabilidad.

Ride or Die © jjkOù les histoires vivent. Découvrez maintenant