|• Capitulo Veintisiete •|

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VALERIA.

— Las reinas y princesas tienen que tener una buena postura, siempre y en todo momento. —recordó Mrs.Graves caminando de un lado a otro mientras Siu, Enid y yo estábamos sentadas en un autoritario de estudio con estantes llenos de libros detrás de nosotras. — Eso conmueve a toda una nación, ya que están totalmente seguros que su reina hará un buen trabajo y que inculca la educación en el sabio liderazgo de su reinado.

Los pacíficos y exasperantes pasos que propinaba Mrs.Graves tenía un cierto descontrol en mi ojos e inclusive llegue a marearme por tratar de seguir su intranquilo y apresurando pies que iban de un lado a otro sin parar.

De vez en cuando miraba a las dos chicas que parecían sumergidas en sus propios problemas. Siu aunque mantenía sus ojos atentos a los mandatos, se visualizaba la lejanía de su mirada y que en sus pensamientos no estaba el de prestar atención del todo a dicha información de la profesora, en cambio Enid bostezaba de manera maliciosa mientras de vez en cuando enfocaba su malévolos ojos en mi con una aire de superioridad idéntico al de Hunter. Daba la impresión de que nadie podía contradecirla y que quien lo hacía no vivirá para contarlo.

Si hiciera un shippeos de parejas ellos dos serían la combinación más maldad y perfecta.

"La cortesía es el más exquisito perfume de la vida, y tiene tal nobleza y generosidad que todos la podemos dar, aún aquellos que nada poseen en el mundo". Amado Nervo —recito Mrs. Graves saboreando cada palabra. — Hoy aprenderemos la Etiqueta en la mesa y cómo debemos comportarnos en ella.

Mrs. Graves alzó los dedos de su mano derecha y chasqueó rigurosamente con una sonrisa. En cuestión de segundos la mesa se lleno de cubiertos, cucharas, tenedores, platos y pañuelos. Cada uno tenía en medio un plato encima del otro con la localización de los tenedores de diferentes tamaño de lado izquierdo, las cucharas y cuchillos del derecho y otros dos más en la parte superior.

— ¿Porque existen tantos cubiertos? —expresó horrorizada Enid y la observé mientras su rostro hacía una mueca de horror y negligencia.

— Sr. Graves si no le gusta la clase puedo salirse. —le recomienda la profesora con una actitud pasiva agresiva.

El ambiente del salón se tornó oscuro como el nublado clima del pueblo, siendo tan frío y tenebroso igual que el día que conocí a Hunter en ese bosque. Mrs.Graves observaba fijamente los desafiantes ojos de Enid, quien solamente se dedicaba a sonreírle burlonamente sin pudor. Sin percatarme y de manera casi instantánea en examinación a su persona, la cabeza de Enid volteó a mi dirección causando que nuestras miradas chocaran y un terrible escalofrío obligó a mi corazón asustado acelerarse sin control.

— ¿Porque yo y no ella? —la pregunta tenso más el ambiente y Siu dejó salir un hipo por la desfachatez de la malhumorada rubia.

La forma en la que me miraba, simplemente me retorcía las extrañas. Parecía estar descuartizándome en su imaginación, pedazo por pedazo de la manera las cruel jamás vista.

— ¿De que hablas? ¿Porque me mencionas? —la duda surgió, no teníamos nada que ver y menos algún tipo de relación para preguntar tales cosas y menos para mirarme así.

En definición me pareció ofensivo.

La mirada de Enid se oscureció y una extraña perversidad brotó del celeste de sus malévolos ojos.

— Con que la esclava de Hunter tiene garras. —Río sarcástica.

— Deja de llamarme así...tengo nombre —hablé entre dientes y los apreté irritada.

— ¿Que dices esclava de Hunter? —su rostro se tornó de inocente burla y con una sonrisa plasmada en sus diabólico rostro hizo una mueca de querer acercar su oído a mi fingiendo sordera. — Es que solo escuche que abres tus piernas cada vez que él te lo pide.

El extraño Where stories live. Discover now