Capítulo 21.

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—¡¿Que van a hacer qué?!— gritó Carrera, los híbridos simplemente asintieron. Tomó el comunicador de la cama algo alterado y buscó rápidamente el contacto de Spreen— ¿Cuánto tiempo hay?

—Nada, ellos ya están en Spreenfield y tal vez ya hayan colocado todos los explosivos— contestó Focus mientras utilizaba las llaves para abrir la puerta. El argentino dejó salir una exhalación al escuchar esa información y siguió bajando entre sus contactos hasta que encontró al híbrido, sin embargo, detuvo sus movimientos antes de iniciar la llamada.

—Para— salió rápidamente de la celda y se colocó en medio de la habitación, alejándose de los híbridos— ¿Por qué hacen esto? Noni vos ayudaste para que me metieran acá adentro, ¿por qué tengo que hacerte caso?

—¡Pues porque te estamos avisando lo que harán!— contestó como si fuera una obviedad.

—Ay si boludo, ¿y quién me asegura que no es una trampa?

—Joder— pronunció el cuervo.

—Carre, créeme que han pasado muchas cosas desde que estás aquí pero no hay tiempo para contarlas, debes creernos, ¡ahora mismo están yendo por él!— exclamó Kajal, el aludido los miró unos segundos, aún dudando.

Si bien las últimas semanas habían sido rivales, lo cierto es que llevaban varios meses conviviendo con normalidad y cuando el problema en común era el Profeta ellos siempre se habían comportado bien tanto con él como con sus amigos, pero ¿podía volver a darles un voto de confianza después de todo lo ocurrido?

Carrera lamió su labio inferior antes de hablar.

—Díganme qué pasó.

—Pero-

—Díganme qué pasó— interrumpió al pollo y la vaca suspiró, resignado.

—Ellos tienen un aparato, un brazalete que anula nuestro olfato y deja fuera de combate a cualquier híbrido que tenga el oído sensible, y más uno grande y fuerte como el señor Spreen— explicó el bovino rápidamente— Lo usaron en nosotros y entendimos que no es justo lo que está pasando, no quisimos a ser parte de eso, pero el señor Tanizen se ha vuelto loco y está dispuesto a cruzar todos los límites de ser necesario para recuperar a los Juanes, ¡por Dios Carre, tiene que llamarle!— a medida que explicaba su voz sonaba cada vez más ansiosa.

El argentino suspiró y los miró una última vez antes de presionar el contacto de Spreen. No estaba seguro de lo que le decían los híbridos, pero si era cierto, tenía que hacer que su amigo saliera de su ciudad.

¡Carre!— gritó Spreen ni bien respondió— ¡¿Carre sos vos, qué te-?!

—¡Amigo saca a los Juanes de ahí ya!— interrumpió mientras los híbridos lo miraban expectante.

¿Qué?— un claro tono de confusión se hizo presente— ¿Pero qué pasa amigo, qué te pasó?

—¡No importa eso ahora, pelotudo!— volvió a gritar— ¡Raja de ahí, van a explotar todo, van a hacer mierda Spreenfield, tienen que salir ahora!— apenas unos segundos después de terminar la frase, la comunicación hizo interferencia y rápidamente se cortó, al mismo tiempo, un fuerte temblor hizo que las lámparas y las rejas de las celdas se sacudieran un poco.

—Mierda— murmuró el pollo.

—¿Qué fue eso?— preguntó Carre.

—La explosión, ya comenzó— fue lo que dijo el cuervo para después dirigirse a la salida del lugar rápidamente, los otros híbridos y el humano lo siguieron hasta el exterior de la comisaría.

Destinos Fatales [Spruan]Where stories live. Discover now