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Luego de un mes en el cual se mantuvo totalmente encerrado en el castillo atendiendo sus labores de Príncipe y clases extracurriculares que se le acumularon en su visita al Reino Choi el mes pasado, en el cual no está de más recordar; acabó fatal.

Su padre le había comentado que intentó hacer un acuerdo de paz entre ambos reinos, más fué difícil siquiera hablar con el Rey puesto que se encontraba molesto por el hecho de haber roto el compromiso entre ambos reinos y jóvenes.

En cierto punto se sentía culpable, por él, había posible amenaza de combate entre ambos reinos, si bien el Reino de la familia Lee era él más grande junto con el Reino Lee del norte, mejor llamado como Reino Escarlata estaba casi seguro de que si eso pasaba, ganarían por mucho en números, pero eso no hacía menos el sentimiento de culpabilidad en si mismo.

El Reino Escarlata era dirigido por su tío; Lee Taein.

Generaciones pasadas vieron la inmensidad del Reino Lee como para agregarle otro pueblo no tan alejado de éste, decidieron poner al mando como Rey al hermano de su Tatarabuelo, haciendo que hayan dos reinos distintos dirigidos por una misma familia: Los poderosos Lee.

— Príncipe, desearía que prestara mayor atención al relato, por favor. — Espetó un poco molesta la omega que tenía por maestra de historia. Sin más remedio, Minho asintió mostrando inconscientemente una mueva de desinterés. Soltando un largo suspiro de cansancio, la omega habló.
— Dejemos la clase de hoy hasta aquí mejor, tiene el resto de la tarde libre, pero le agradecería que para la semana que entra, estudie un poco de lo que vimos hoy para que no ocurra lo mismo de la semana pasada. ¿Le parece, príncipe? — A sintiendo un poco avergonzado, Minho se levantó de la mesa en donde se encontraba para salir del gran salón que tenían por biblioteca, dejando atrás a la irritada omega.

La semana pasada no tuvo mucha cabeza y olvidó por completo el hecho de que tutora de historia le había dejados encargos los cuales estudiar para una prueba oral, en la cual, falló inevitablemente a causa de falta o poco conocimiento del tema. Trataría de recordar estudiar para no volver a avergonzarse de esa manera, le pediría a Jiwoo le recuerde, si, eso haría.

Se sentía un poco desanimado y estaba empezando a odiar eso, su lobo se deprimía cada día al no tener a su destinado cerca suyo, la parte humana de Minho estaba bien con el hecho de esperar, más su parte lobuna parecía no querer comprender, y eso podía llegar a irritar a Minho de una gran manera.

Ya cansado de pelear consigo mismo, decidió buscar a su madre para tomar alguna bebida con ella y platicar, podría ir a la Oficina de su padre, pero sabía que este estaría tapado de papeles al ser Rey, incluso a veces se asustaba al saber que inevitablemente algún día él sería quien estuviera lleno de papeles por montones.

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Llevaba más de una hora buscando a su madre por el gran, gran palacio que tenía como hogar, abriendo incontables puertas, entrando a lugares que ni siquiera recordaba con las que el castillo contaba, preguntando a varios empleados, realmente sintió que pudo haber seguido de esa forma todo día, hasta que la asistente de la Reina se le acercó a verle con notable irritación.

— Buenas tardes príncipe, ¿puedo ayudarle en algo? Se ve algo molesto. — Preguntó tratando de ser suave y no llevarse una reprimienda por parte del menor.

— Estoy buscando a mi madre hace más de una hora, ¿sabes donde podría encontrarse? —

— Oh, claro, veo que hemos olvidado comentarles, pero la Reina ha ido al pueblo a tomar aire junto a unos guardias que le custodian y reespaldan. — contestó con una leve sonrisa que mostraba amabilidad, o al menos eso pensó Minho.

¿Intocable?  | MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora