- Zoe! Veni que se enfría el café! - me llamo Mireya desde la cocina
Agarre mi patineta del piso y me dirigí a la cocina, anoche no pude casi dormir, me pase toda la mañana en el patio intentando distraerme un poco
Al entrar pude ver que todos ya estaban desayunando y a panas me escucharon llegar voltearon a verme
- Buenos días – saludaron los chicos
Menos Tom, que por alguna rara razón no estaba acá, él nunca se perdía el desayuno o de alguna comida
Decidí ignorarlo, fui donde las chicas, dejándoles un beso a cada una en la cabeza, me senté enfrente de ella y empezamos a hablar como todos los días, hasta que sentí como unos brazos me rodeaban por atrás, mientras me depositaban un beso en la mejilla
tenía muy en claro de quien se trataba
al darme la vuelta me encontré con el niño mono y con su estúpida sonrisa, era simplemente calmante
- Buen día Tom - lo salude mientras le devolvía la sonrisa
- Buen día colorada – dejo un rápido beso en mis labios y fue a buscar algo de desayunar
Al voltear a ver a mis amigas todas tenían una expresión cómplice, ya iban a empezar con sus idioteces
- No empiecen – les advertí, para seguir tomando mi café y apoyando mi cabeza en mi mano
- No hicimos nada ¿o sí? – me respondió Kal aguantando la risa
- No que yo sepa – le siguió el juego Ali
- Si claro, ustedes saben o lo que me refiero -
Me levante de la silla, deje mi taza y estaba a punto de subir las escaleras, a no ser que una voz me haya interrumpido
- Zoe – me llamo mi papa desde el pasillo, caminaba hacia mí con unos papeles en mano
- Sí? – respondí a su llamado
- podes ir a mi oficina en diez minutos por favor – dijo el, despegando su mirada de los papeles
- Ahí voy a estar - le sonreí para luego dirigirme a mi cuarto de una vez por todas
Al abrir la puerta, todo era un caos, mi ropa, hojas, lápices, latas de gaseosa, libros, estaban tirados por todos lados y mi cama estaba aún peor, aun se podían ver las lágrimas junto rastros de maquillaje en las sabanas
- No, no puedo hacer esto – dije para mí misma y me dirigí al baño, mínimo tenía que arreglarme un poco
Cuando ya me veía algo decente, fui donde se encontraba mi papa esperándome
Estaba en frente de su puerta, no iba muy seguido a esa parte de la casa, toque un par de veces hasta escuchar que me deje pasar
- Alex? ¿Para que me necesitas? – pregunte intrigada
- Niña, sentate por favor – hablo, despegándose de la computadora
Yo obedecí mientras miraba todo el lugar y el buscaba algo en sus cajones, había cambiado algunas cosas, pero lo que llamo mi atención es que tenía dibujos míos pegados en la pared, no voy a mentir, eso me alegro por dentro
Cuando volvió a verme consigo traía una caja con papel decorativo, no era grande, de hecho, era como del tamaño de mi palma
Lo mire sorprendida, se había acordado, ni siquiera había tomado el regalo y me le aválense a abrazarlo