mí placer

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Aquiles cuando noto que no me sentía incómoda y mí cara le decís todo, puso sus manos delicadamente en mí espalda y empezó a bajar sus manos por arriba de mí toalla.

Yo lo miraba a los ojos y el a mí, cada vez que bajaba más su mano me sentía más desesperada por qué llegara.

En su ojos se veía pasión, posesión... El quería lo mismo que yo.

_Mae...¿Tu nunca estuviste con nadie o si?

_No Aquiles... Sabes que nunca he tenido novio, mucho menos relaciones...

_¿Tú quieres esto? ¿Estás segura? No te sientas presionada, si no quieres solo dímelo y pararé.

Me quedé un momento en silencio, pensando en si es esto lo que quiero o en verdad no.

_Aquiles solo...sigue.

_Esta bien, pero si en algún momento algo te duele solo dime y pararé o si quieres que siga lo haré más lento y seré más cuidadoso. ¿Okey?

_De acuerdo.

Debo admitirlo, tenía miedo, pero sus palabras me ayudaron a que se me pase un poco.

El siguió bajando su mano hasta llegar al final de lo que cubria la toalla, mí cuerpo en ese momento se estremeció, su tacto en mí piel me daba escalofríos pero placer al mismo tiempo, suelte un suspiro un poco ahogado por la sensación, el solo me miraba y sonrió.

Con su mano recorrió todos mis glúteos masajeandolos un poco, luego paso sus manos por mis muslos hasta llegar a la parte de adelante.

_¿Quieres que siga?

Yo asentí con la cabeza.

_¿Puedo...hacer un poco a un lado la toalla?_asentí tímidamente_

Mí cuerpo estaba pegado al de el, mis manos estaban pegadas a su pecho, no podía quitarle la mirada de encima y el tampoco quería que yo lo hiciera.

Con sus dedos delicadamente empezó a correr la toalla por abajo un poco, hasta que sus dedos tocaron mí intimidad, fue una mezcla de emociones, placer, mucho placer.

_Quiero prepárarte antes de hacerlo, no quiero lastimarte para nada ni que te duela, pero no pienso usar saliva para que lo estés.

Con sus dedos empezó a recorrer toda mí intimidad, hasta que toco mi clítoris. Dios ¿¿que acarajos es esta sensación??

Empezó a mover sus dedos suavemente en círculos en el y mis piernas se apretaban, no podía mantenerme de pie y sentía unas ligeras ganas de lagrimear pero por lo bien que se sentía.

El se detuvo y me llevo para que me acostara en su cama, me acostó y el se acostó de lado al lado mío para continuar lo que estaba haciendo.

De nuevo puso sus dedos en mí clítoris y siguió masajeandolo, el me miraba mientras yo arqueaba la espalda en su cama y me tapaba la boca.

_No sabes las ganas que tengo de oírte gemir linda.. pero hay gente en casa así que no podemos hacer mucho ruido.

Asentí y me puse de lado como el, puse una pierna arriba de la suya y escondí mí cara en su cuello para poder soltar mis gemidos en su oído.

El bajo sus dedos más hacía mí intimidad y noto que yo ya estaba un poco mojada, así que primero introdujo dos dedos lentamente.

No pude evitarlo y arañe su espalda por el placer y gemi un poco fuerte.

_¿Te hice doler linda? ¿Quieres que par-

Lo callé con un beso apasionado y empecé a negar rápido con la cabeza

_No, lo que menos quiero ahora es que pares.

El sonrió de forma atrevida y empezó a mover su dedos rápidamente dentro mío, mí cuerpo se retorcía y se arqueaba con todo los movimientos. Yo quería gritar del placer y gemir a los cuatro vientos pero no se podía.

Reprimia mí placer arañando su espalda, pero eso lo exitaba aún más a él

Mientras el seguí sus papás tocaron la puerta de la habitación, pero eso no lo detuvo y siguió, mis ojos se abrieron como platos al oír a sus papás.

El sonreía mientras seguía y veía mí cara.

_¿Hijo, estás ahí?

_si mamá ¿Que necesitas?

_Era para avisarte que vamos a salir con tu papá y tu hermano y vamos a tardar ¿Quieres venir o te quedas?

_Me quedó.

_okey, cierra con seguro.

En el momento que se escuchó la puerta cerrarse el saco mis manos de mí boca.

_Gime todo lo que quieras princesa, quiero oírte.

Empecé a gemir ya que era muy placentero como movía sus dedos dentro de mí, en un momento bajo la velocidad.

_¿Qu-que pasa?_dije agitada_

_¿Quieres que siga con mis dedos?

_...ya no

_¿Puedo quitarte el toallón?

Asentí, antes de eso el se quitó la camisa que traía puestas, su pelo aún estaba mojado de lo que se baño, se veía tan sexi, verlo sin remera era tan placentero, el se subió arriba mío separando un poco mis piernas, yo no me resistí ni un poco.

Tomo la toalla y la tiró al piso dejando mis cuerpo desnudo ante sus ojos, se quedó un minuto viéndome con tanto desea, luego con una mano masajeaba mis pezones y con la otra introducía sus dedos en mí.

_Dios no... No creí que esto se sentiría así de bi-_no pude acabar la frase ya que empecé a gemir_

El sonrió ante mí reacción,  luego se acercó a mí pecho y empezó a chuparlo como si fuera un bebé. ¡Mi*rda esto se siente jodidamente bien!

Abrió uno de los cajones de su mueble y saco un preservativo... Es la hora.

El algo de mí aquiles Where stories live. Discover now