Capitulo 4

642 54 19
                                    

"No tienes que sentir pena por ella. Era de las que les gusta crecer. Al final crecía por su propia voluntad un día más deprisa que las demás niñas"

-JM Barrie (Peter Pan)

*****

Septiembre 20 del 2021

Sttugart, Alemania

Khloe

—Tili tili bom, krichit nochnaya pitisa—canto suave y bajo, con la ternura brillando en mis ojos—. On ezhe probralsya v dom k tem, komu ne spitsya.

Tili tili bom, dice el coro. Unas manitas intentan alcanzar mi cabello, pero terminan por no hacerlo cuando me acerco para besarlas.

¿Lo escuchas acercándose?

Asechando doblando la esquina.

Mirándote justo a ti.

En mi cabeza está grabada, reproduciéndose con la voz de una mujer. Lo recuerdo, pero apenas se siente como un pequeño eco, ese que me acompañó cuando era un bebé. La letra está ahí, pero quien la canta es una mancha borrosa que no logra tomar forma en mi mente.

Tili tili bom.

El silencio de la noche oculta todo.

Él aparece detrás de ti.

Y va a atraparte.

Él camina.

Él está viniendo.

Se acerca.

Termino sonriendo dulcemente cuando dejo al pequeño, pero pesado como el demonio, cuerpecito en su cuna. Esas abundantes pestañas rubias caen sobre sus pómulos tiernos cuando los parpados se van cerrando con pereza, a pesar de que intente resistirse y quiera estar despierto un momento más.

—Ya lyublyu tebya moy malen'kiy prints.

Es evidente que tiene sueño, pero todavía saca fuerzas para mostrarme una pequeña sonrisita antes de quedarse completamente dormido. Dios mío, lo amo.

Con un pequeño toque a su naricita, volteo la cabeza al sentir una presencia detrás de mí, encontrando una figura alta y musculosa solamente vestida con un pantalón de dormir y una camiseta desgastada, apoyado de brazos cruzados en el marco de la puerta, mirando la escena atentamente. Mis mejillas se colorean bajo la atención de esos ojos azul cielo que no se pierden nada. El mismo azul que puedo encontrar en uno de los ojos de Ivar.

—¿Qué?

Nada—frunce un poco el ceño y levanta la esquina de su labio—. Solo pienso que eso es un poco espeluznante para ser una canción de cuna. ¿Apenas y está permitido para mayores de dieciséis?

Pongo los ojos en blanco.

—No da miedo.

—Si lo hace—sus ojos se mueven a la cuna blanca antes de volver a mi rostro y parpadea lentamente—. Pero ese niño no sería digno de ser tu hijo si no le gustan esas cosas. Son idénticos en ese aspecto.

Rojo Sangre [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora