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-No lo veo.

-¿Cómo que no lo ves?

-¡Que te digo que no lo veo!

-¿Estas seguro que era aquí?

-Dijo que estaría en el Starbucks. Y este -dijo, señalando con sus manos de forma dramática el pequeño local- es el Starbucks. No está.

-¿Y estas seguro de que era este Starbucks?

-¿Cómo dices?

-Quizás es otro Starbucks.

-¿Otro en dónde? ¿En otro aeropuerto? ¿En la ciudad? ¿Crees que se tomó un taxi y fue a la ciudad a esperarnos a otro Starbucks sin decirnos?

-Aegon, eso no fue lo que dije. Me refiero a que quizás hay otro Starbucks en el aeropuerto, y quizá él está ahí.

-Jace, cariño, bebé, explícame una cosa ¡¿Por qué carajos habría dos Starbucks en un mismo aeropuerto?!

Jacaerys Strong se encogió de hombros.

-¿Por qué no?

-Ugh. No puedo contigo. Se supone que tu eres el inteligente, Jacy, no hagas trabajar mi cerebro. Son las cuatro de la mañana, es sábado, y yo sigo sobrio ¡No debería estar aquí!

-Tú te ofreciste a venir.

-¡Por supuesto que sí! Es mi hermano, no iba a dejar que tomara un pobre taxi y tuviera que pagar para volver a casa.

-¿Por qué no mejor lo llamas?

-Eso iba a hacer, tan solo déjame-

-Espera. Espera un momento. Creo que allí viene.

-¿Dónde?

Volteando rápidamente, siguiendo el dedo de Jacaerys, Aegon Targaryen se fijó en la entrada del patio de comidas del aeropuerto, justo para ver cómo un joven alto, de largos cabellos plateados y vestido completamente de negro, se acercaba a paso lento y seguro, arrastrando consigo una modesta valija también de color negro. Al verlo, incluso sabiendo que eran las cuatro de la mañana, y que quienes estaban allí presentes trabajando, esperando su vuelo o a sus familiares, debían de encontrarse muy cansados, Aegon no se privó de chillar y comenzar a correr hacía su hermano menor.

-¡¿Mondy?! ¡Mooondyyy!

Aemond apenas pudo reaccionar antes de que sintiera a su hermano tirársele encima, aferrándose a él como un koala.

-¡Hermanito! ¡Te extrañe tanto! ¡No puedo creer que hayas vuelto! -lloriqueó- ¡No vuelvas a abandonarnos por tanto tiempo!

-Aegon, te vi en navidad.

-¡Eso fue hace cinco meses imbécil sin corazón! ¿Me extrañaste? ¡Dime que me extrañaste!

-Te hice una video llamada ayer.

-¡Eso no contesta mi pregunta!

Aún con su hermano encima, Aemond resopló y volteó a ver al joven sonriente de cabello castaño que había llegado a su lado.

-Jace, ha pasado un tiempo -le saludo, tratando de no ceder ante el peso de Aegon.

-Seis años y dos meses. Si que ha sido un tiempo -rió el otro de brazos cruzados- ¿Cómo te trató la universidad? ¿Qué te pareció estados unidos?

-Horrible. Espero tener la fuerza para matarme antes de tener que volver allí- ¡Aegon baja de una vez!

-¡No! -chilló el rubio- ¡Todavía no me dices que me has extrañado!

El brillo que veo en tus ojos (Lucemond)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora