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Tomó su teléfono apenas lo sintió vibrar. En el televisor, Lorraine Warren observaba aterrada como unas pútridas manos salían de los costados del cuadro que su esposo había pintado. Sabía lo que ocurriría a continuación, había visto la película antes, y no le molestó apartar la mirada unos segundos para perderse el próximo jump scare. Junto a otras notificaciones que había recibido antes e ignorado deliberadamente, la más nueva fue la única que le importó.

@AemondOneEye liked your story

Una sonrisa discreta apareció en su rostro al leer su pantalla, afianzándose aún más después de revisar de cuál de todas sus historias en específico se trataba. Experimentó una emoción férrea que no sentía desde hacía años, y se sintió como la protagonista de los doramas que sus hermanastras (y su hermano mayor, pero en secreto) miraban.

Por un momento, pensó en enviarle un mensaje, haciendo un chiste alusivo, o quizá fingiendo demencia y diciendo simplemente "Hola", pero decidió que lo mejor sería esperar.

Si iba a hacerlo, lo haría en persona, y disfrutaría cada segundo de ello.

—Luke deja el estúpido celular, me molesta la luz —lo pateó Baela desde el sillón.

El chico rodó los ojos, borró la notificación de su inicio y lo dejó en el suelo junto a él una vez más. En el televisor, Lorraine Warren, sumida en su sueño, escribía el nombre del demonio Valak en su biblia, y a su lado, Joffrey reía tontamente, murmurando que aquello sería una mauske herramienta misteriosa que les ayudaría más tarde.

...

Era una mañana hermosa y calurosa. El sol brillaba, los pájaros cantaban y él quería morirse. Asomado desde el asiento trasero del auto, Daeron lo observaba atento.

—¿Está respirando? —le preguntó Aegon desde el volante.

—Creo que no —murmuró el menor de los hermanos— ¿Deberíamos llevarlo al doctor?

Aegon suspiró cansado. Era demasiado temprano para que estuviera lidiando con esa mierda...

—Y después yo soy el dramático.... ¡Mon, ya, tranquilo, seguro ni se dio cuenta! Debe tener miles de notificaciones, la tuya seguro se mescló entre el montón y jamás la vio.

—Creo que no lo estás ayudando.

—No, no lo hace —habló Aemond por primera vez desde que se habían subido al auto.

Se encontraban los tres de camino a la ciudad en el jeep negro de Aegon. Aprovechando que ni Daeron ni Joffrey habían tenido clases, pues se encontraban desinfectando su escuela por una invasión de abejas ("culpa de los estúpidos del club de apicultura" como había dicho Daeron cuando les informó a sus padres lo sucedido), habían cambiado el horario de sus compras para el baile de máscaras y decidido ir por la mañana.

—No es para tanto. Solo es un like, a cualquiera se le puede escapar —intentó consolarlo Aegon.

—Daeron dijo que era lo peor que podría haber hecho. Más aun tratándose de... una foto como esa.

—Daeron es un idiota que no sabe lo que dice, no le hagas caso.

—¡Oye estoy aquí!

—¿Y qué si me pregunta? ¿Crees que lo haga? ¿Qué le diré?

—Dioses míos... ¿Tengo que repetir todo lo que digo para que lo entiendas, hermanito? ¡Se sincero, dile la verdad! Entraste a Instagram después de años, curioseaste en las fotos e historias de la familia y por error se te escapó un like. Simple —al frenar bajo la advertencia de una luz roja, Aegon volteó a ver a su hermano con una intensa mirada inquisidora—. Porque eso estabas haciendo ¿verdad? Solo curioseabas. No lo estabas stalkeando... ¿Verdad? —Aemond no respondió— ¡¿Verdad?!

El brillo que veo en tus ojos (Lucemond)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora