005

169 26 14
                                    

—Oh, vamos, Anthony ¿puedes dejarlo ya? Lo estas asustando

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


—Oh, vamos, Anthony ¿puedes dejarlo ya? Lo estas asustando. 

Escuche la voz de Quackity  y lo divisé a un lado de todo el escandalo, estaba rodeado por unos cuantos adolescentes mirones, mientras Anthony y sus amigos continuaban riéndose, seguro por mi rostro asustado. Su primo era alto, muy alto, y cuando tomó mi brazo, no pude evitar gemir de dolor, no porque doliera en si, si no por que no quería que me tocara, sentía de nuevo al estúpido omega que se dejaba llevar por todo. 

—vamos, Jschlatt, No te resistas, no quieres que use la voz y te veamos mearte en tus pantalones ¿No? Ian entrará en celo muy pronto, puedes servirle bien, además según las revistas bien sabes servir hasta a millonarios ¿No?— Mi mirada viajo por la gran cantidad de personas que nos rodeaban, incluso ahora sabia por que Quackity no se acercaba, dos amigos de Anthony lo tenían bien sujeto de los brazos impidiéndole avanzar ¿Quien más abogaría por mi? Incluso los profesores se alejaban de escenas como esta, nadie se mete con un alfa cazando a un omega, yo era el omega, y el primo de Antony el alfa y su mirada era el perfecto método para hacerme doblegar. 

—Anthony ¡Basta!— La voz de Quackity ya parecía algo distante, la mirada del alfa ya me estaba consumiendo, sentía mi cabeza doler, era yo luchando contra mi omega, tratando de la forma que sea no doblegarme ante aquella mirada. incluso cuando el brazo de Ian rodeó mi cuerpo, lo sentí quemar, no de buena forma, aquel tacto me repugnaba tanto, pero ya era tarde, mis pies ya se estaban moviendo  para cuando quise decir o hacer algo. Él ganó, el alfa siempre obtiene lo que quiere, porque eso es lo que soy, una cosa que sirve para aliviarlos, ni siquiera una cosa que deseen mantener a su lado. 

Caminamos a paso tranquilo hasta donde los alfas esos tenían sus autos, suspire, mis pies se movían por inercia propia mientras mi mente solo se llenaba de la imagen del único alfa con el que quizás aceptaría subirme a su auto, y de hecho, me había subido a su auto sin rechistar aquella noche. ¿Cómo estaría wilbur? Bueno era rico ¿No? seguro se alimentaba bien, comía bien, dormía bien y tenia un vida de ensueño. 

Si lo pensaba con la cabeza un poco mas fría, cuando me estaba acercando a vivir una de las cosas mas desagradables de ser la parte más baja del régimen genético, debí de haberme imaginado que algo así pasaría, quizás habría evitado esto si hubiera traído puesta la ropa donde aún tenía impregnando el fuerte olor de wilbur, no solo para protegerme, si no también porque lo extrañaba, y sinceramente sonaba enfermizo lo haber lavado ese conjunto de ropa solo para mantener su olor, pero era lo único que me quedaba de él.

Cuando ya estábamos a nada de subirnos a uno de los coches, escuche a un auto viniendo a velocidad y luego un hermoso Ferrari negro ya conocido por mis ojos se estacionó rozando el parachoques del coche donde se supone que iba a entrar. Mi corazón se detuvo y después lo sentí palpitar con fuerza, incluso mi omega estaba aullando de felicidad, si es que eso era posible. Wilbur, era mi Wilbur. 

Bueno, solo Wilbur. 

Él bajo del auto cerrando la puerta con un fuerte golpe y se paró justo frente a nosotros, sentí su enojo, el fuerte olor que desprendía estaba seguro que nos asusto a muchos, Wilbur estaba más que enojado, parecía colérico y la mueca en su rostro solo me confirmaba mi teoría. 

The perfect omega | ShlattburDonde viven las historias. Descúbrelo ahora