🍀Capítulo 8|De vuelta al trabajo🍀

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✴️POV ANASTASIA✴️

Llegamos al Grey Heart y la vacilación me inundó de repente; no obstante, entrar en el edificio era un paso que estaba más que decidida a dar cuanto antes. Taylor hizo el amago de entrar en el garaje y entonces hablé.

—¿Podemos hacerlo por la entrada principal? —No sé si estoy preparada en este instante para entrar en el aparcamiento.

Christian me abrazó y besó mi sien, y de inmediato le indicó a nuestro guardaespaldas que nos dirigiésemos hacia la entrada de la Sexta Avenida.

—¿Quieres volver a casa? Si aún no estás preparada, puedes retrasar tu regreso.

—Estoy bien, y estaré bien porque tú estás conmigo -afirmé, convencida de que junto a él no había nada que no pudiera superar.

Un sudor frío cubrió mi cuerpo y la piel me hormigueaba; el aire me parecía muy denso y, ¡joder!, odiaba sentirme tan insegura. Me aferré con fuerza a la mano que Christian me tendió para descender del Galibier; indecisa, con su ayuda empezamos a avanzar a la vez, mientras sentía mi corazón agitado y el miedo latente, aunque todo se veía muy normal a nuestro alrededor.

El portero nos recibió tocándose la gorra y expresando su habitual saludo matutino. No había estado muchas veces allí, pero había rostros que identifiqué. Me gustó ver a muchos empleados cuyas caras me sonaban; no había querido preguntarle a Christian si había despedido a alguien, y ahora veía que no lo había hecho; me tranquilizó saber que no se habían quedado en la calle. Podía notar las miradas de todos los presentes; sin duda, en el edificio no había quien no supiera por lo que habíamos pasado, y no resultaba agradable sentirse tan observada, incluso creo que hasta nos miraban con lástima.

No sabía cómo Christian lo manejaba tan bien; él siempre tenía puesta una armadura de acero y nada parecía traspasarla. A simple vista parecía arrogante, vaya si yo sabía de eso... aún podía recordar lo mal que me cayó cuando lo conocí; su orgullo era más alto que la copa de un pino, y eso no
había cambiado.

—Camina erguida y no dejes que te afecten sus miradas; no necesitamos su lástima, estamos enteros y seguimos siendo los de siempre. —Anúlalo todo a tu alrededor. Ya verás cómo, con el correr de los días, dejarán de murmurar. —No te preocupes por nada.

Llegamos al área de acceso a los ascensores y entonces, rápidamente me explicó lo de las huellas digitales en los molinetes; me extrañó cuando me hizo detener frente a un ascensor con lector biométrico que, según me comentó, debía programarse y, l...

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Llegamos al área de acceso a los ascensores y entonces, rápidamente me explicó lo de las huellas digitales en los molinetes; me extrañó cuando me hizo detener frente a un ascensor con lector biométrico que, según me comentó, debía programarse y, luego, también escanearía mis iris.

—¿No es demasiado, todo esto?

—Tú eres muy importante en mi vida, cualquier medida de seguridad es  poca si se trata de ti; te dije que todo estaba reprogramado. —De ahora en adelante, ambos entraremos por el mismo ascensor, sólo que, dependiendo de cuál de los dos accione el lector biométrico, al llegar a destino se abrirá una puerta u otra, para acceder a tu despacho o al mío.
—Subamos. —En un rato, seguramente Ryan y su gente vendrán para programar el escáner ocular.

¡Tú! - Todo lo que siempre deseé 《Christian y Ana》Libro 2Where stories live. Discover now