Ambar es una chica que ha sabido lo que es vivir en la pobreza, aislada del mundo que la rodea mientras recibe todo tipo de maltratos por parte de su padre.
Decidida a huir de aquel infierno, se topa con los Reyes de Polonia quienes han quedado flec...
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CAPÍTULO 15.
Una semana después.
Una semana estando en este bosque, hasta ahora ninguno de los chicos o el General ha venido. Muchos menos la anciana con el gato hablador. Sinceramente me he estado volviendo loca aquí encerrada, lo peor es que no puedo salir porque la cabaña está rodeada de bosque espero y muy poco entra la luz del sol.
Hice un blanco con unas sabanas y madera para poder practicar mi puntería y hasta ahora va mejorando. Solo espero tener noticias pronto de ellos. Necesitaba saber como estaban y como estaba todo en el palacio.
—¡Niña! ¿Estas ahí? —escuché una voz a lo lejos.
Con mucho cuidado tomé la espada y abrí la puerta, miré hacia los lados pero no había nadie.
—Aquí abajo —solté un grito al escuchar al gato— vaya garganta tienes.
—Gato tonto, me asustaste —me toqué el pecho, mi corazón latía rápido.
—¡Oye! Mas respeto hacia mi, vine por ti, vamos.
—¿A donde?
—A la choza de la anciana, no queda muy lejos así que vamos, si no me sigues me transformaré en un oso pardo y te llevaré a rastras.
Parecía hablar en serio, no quería que me llevara a rastras, no creo tener la suficiente fuerza como para pelear con uso pardo. Así que resignada tomé mi arco con flechas y la espada para seguir al gato por el sendero del bosque.
Todo estaba realmente oscuro, parecía un cementerio. El gato avanzaba en silencio y yo iba detrás de el.
—Oye.. ¿En serio si te transformarías en oso?
—No, solo lo hice para asustarte y ya ves que funcionó.
—Eres un gato tramposo ¿lo sabias?
—Me lo dicen siempre.
—Bill ¿los demás pueden oírte?
—Puedo hablar con todos de hecho, pero prefiero no hacerlo, me cazarían para llevarme a un circo o algo parecido, prefiero fingir que soy un gato.
—Es que eres un gato.
—Corrección, soy un humano atrapado en el cuerpo de un gato, o algo así.. Solo te hablé a ti por la anciana.
—¿Desde cuando la conoces?
—Desde que tengo memoria, un niño me atacó simplemente porque le pedí alimento en un maullido, llevaba días sin poder comer bien, así que la mejor forma de deshacerse de mi fue clavando muchas agujas en mi cuerpo, meterme a un saco y lanzarme al rio, cuando creí que moriría la anciana me sacó y me curó, tengo mucho que agradecerle.
