Parte 27

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Sus ojos eran oscuros, estaban en llamas, viendo como la vida de su hijo, estaba ahí a un paso, a un movimiento, viendo como los míos se desorbitaban, como el aire se me iba de los pulmones y él parecía imperturbable, pero con miles de demonios saliendo de la nada.


Cerré los ojos, no quería saber que venía a continuación.


-¡Hijo de puta! -Fue más un chillido que cualquier otra cosa. El cuerpo de Klaus salió violentamente hacia atrás, dejándome sin presión. Abrí los ojos y las piernas me temblaron, haciendo que me deslizara por el tronco del árbol. Mis manos se fueron directo al piso, enterrando mis manos. Tenía que correr.


Me paré rápido dispuesta a moverme cuando nada más ni nada menos que Rebekah estaba frente a mí.


-Escucha, Caroline, te odio, pero mi hermano es un cerdo...-No tenía, tiempo, ni ganas de hablar con ella. Miré sobre mi hombro a Klaus secándose un palo de madera que tenía atravesado en el pecho. Sentí mis instintos o más bien el hijo que él quería matar, reaccionar ante el olor. Se me dobló el cuerpo, contrayéndose, justo cuando se supone que debía correr por mi vida, para que el desgraciado no sacara al bebé como uno de los tantos corazones que en su vida había tomado sin permiso.


-Rebekah -El dolor fue más fuerte y la rubia me sostuvo. Escuché como algo le decía a Klaus, mientras yo solo pensaba en que necesitaba su sangre y no sabía que me dolía más, asumir mi realidad, de que dependía mi jodida vida de él o el mismo dolor.


-No seas desgraciado Klaus, ya has hecho bastante -La voz de Rebekah se escuchaba distorsionada. Un brazo llegó a mis labios y bebí de una piel demasiado suave. Levanté la vista y me encontré con los ojos verdes de ella- tranquila -Susurró como cansada, como si ver a mujeres embarazadas por Klaus fuera lo más normal de la vida.


-¡Deja de desobedecerme! -Escuché como algo a lo lejos se rompió- ¡te das cuenta! ¡A esta maldita mierda es a lo que me refiero, ese hijo no puede nacer.


-Cierra la boca -Esta fue Rebekah. Su sangre caliente corrió por mi garganta, hasta el estomago. Cuando tuve suficiente, alejé su muñeca lentamente y me limpié los labios con el dorso de la mano- ¿estás mejor?


-Lo estaré por cinco minutos -Le dije poniéndome de pie. Me tendió la mano y a pesar de que la miré con desconfianza, al final la tomé- gracias.


-No lo agradezcas, te costará algo en un futuro cuando tu hijo nos quiera matar a todos -Ella me miró por largos segundos. No entendí el chiste, pero por su sonrisa supe que fue una broma de mal gusto. Sonreí al ver lo loco y desquiciado que era todo esto.


-¡Caroline! -La voz de Elena salió ahogada después de unos segundos. Venía corriendo con Damon y Bonnie. Sus ojos se enfocaron en los míos y en dos segundos, los brazos de Damon se cerraron sobre el cuello de Klaus-


-¡Quietos todos! -Gritó Rebekah- estamos todos del mismo lado, buenos Klaus no.


-Solo muérete -Susurró Damon con los dientes apretados. Los brazos de Elena y los de Bonnie pasaron por mi cintura, como sosteniéndome, previendo que me caería, pero milagrosamente no fue así.

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