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La mesa estaba colmada de distintas comidas, pero los ojos de Beidou estaban fijos en la botella de vino que reposaba a la izquierda de la mesa, lo suficientemente lejos como para que tuviera que levantarse a agarrarla, puesto que Kazuha no estaba ahí para pasársela.

Respecto a Kazuha, él estaba en el centro de la pista improvisada con un trago qué anda a saber dónde sacó, bailando junto a Xin Yan.

Las mesas estaban repartidas de tal forma de formarán un casi cuadrilátero, de esta manera, la mesa principal estaba dispuesta para los adeptus, quienes al estar en tal posición, tenían plena vista a la pista que los humanos habían armado, siendo un compinche de gritos y gente divirtiéndose. En oposición a la mesa de los adeptus, estaba la de las Siete Estrellas de Liyue, y a su alrededor el resto de la gente.

Beidou compartía la mesa con Hu Tao, Zhongli y Tartaglia, frente a ellos; estaba Xiangling, Xinqiu, Chongyun, Yun Jin y donde debería estar sentada Xin Yan.

Por el lado de los adeptus, estaban sentados en línea recta, con Preservadora de las Nubes en el medio, a su izquierda; Moldeador de Montañas y Xiao, y por su derecha; Escultor de la Luna junto a Madam Ping –la última, quien no había querido sentarse allí, había sido obligada por sus discípulas a hacerlo–.

Ganyu y Shenhe estaban a un costado de dicha mesa, preguntándose cómo era que su maestra las había tenido en cuenta –especialmente, porque siempre parecía que la Preservadora de las Nubes detestaba a los humanos, exceptuando a la viajera y a Shenhe–. Así que cuando vieron al ave se llevaron una gran sorpresa.

El medio de este supuesto cuadrilátero se había llenado de gente con facilidad. Los adeptus, acostumbrados a vivir en soledad por un largo período de tiempo se veían cohibidos ante el escándalo. La única que parecía divertirse era la Caminante Errante, Madam Ping; quien se había unido a bailar con los jóvenes una vez se dio cuenta que esos animales de carácter arcaico no pensaban mover una pata en el resto de la noche.

—-Bebe algo muchacho, ¿o piensas quedarte así toda la noche? La noche aún es joven —murmuró Madam Ping, quien se había acercado a Xiao al ver lo distante que estaba siendo de los otros.

—No me gustan las bebidas humanas, Caminante Errante —-respondió Xiao, apoyando su mentón en la palma de su diestra mano, con carácter desinteresado.

Madam Ping dejó una copa de vino lentamente enfrente de la cara del Yaksha, despacio respondió: —este no es un vino común, es el mejor vino de Mondstadt y el de Teyvat.

Los ojos del Yaksha viajaron al rostro de la anciana, a la cual su sonrisa creaba bolsitas bajo sus ojos. La anciana, quien parecía inmune al alcohol, fue llevada por la niña chef de nuevo a la ronda a bailar.

Xiao sacó la vista de la copa recientemente depositada frente a él, para situarla en la multitud, quien aparentemente en algún momento se había separado en dos. Del lado izquierdo —siendo alentado por la capitana de la Flota Crux Merianadam, a quien Xiao había conocido en algún momento, no en persona, pero haber derrotado al monstruo Haishan siendo solo una humana, era algo que no podía pasar desapercibido. Y en el lado derecho, estaba Yanfei, a quien Xiao solo había conocido a su padre– el lado izquierdo alentaba al peliblanco que lo había insultado, y el derecho a la Caminante Errante.

Xiao le dio un sorbo al vino.

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—Kazuha, bájate de ahí por favor —esa voz pertenecía a Yaoyao —por Rex Lapis...

—¡Ven Yaoyao, vamos a bailar! —rogó el peliblanco, danzando.

—No hay música... y son las tres de la mañana, señor Kazuha —murmuró la castaña, sentándose en un banquito, viendo a su amigo cantar y bailar sobre el escenario vacío de la Casa de Té Heyu.

—I love you so, that's what you'll say. You'll tell me "baby, baby, please don't go away" But when I play, I never stay. So every boy that I meet, yeah, this is what I say —Yaoyao se tapó los oídos mientras negaba.

—Eres insufrible... —aireó la niña —¿Y de dónde sacaste esa canción?

—Es una poesía de Mondstadt, me la enseñó un bardo.

—Kazuha... —murmuró la niña —te vas a caer por el balcón ¿La capitana Beidou no te enseñó a beber? —-se preguntó Yaoyao. Puesto que él había mezclado todas las bebidas alcohólicas que se le había puesto en frente.

Yaoyao miraba a su compañero sentarse en el borde del balcón. Espaldas a la ciudad cantando algo mientras movía la cabeza al ritmo.

—¿En qué momento se supone que te quedas dormido como buen alcohólico?

—No me voy a dormir. Madame Ping dijo que la noche aún es joven —murmuró el peliblanco.

Pese a lo dicho, un momento después cayó dormido contra el poste color caoba de la Casa de Té. Yaoyao dio un suspiro, acercándose a él tomándolo por la mano para arrastrarlo a zona segura. No vaya a ser que se caiga dormido. Pero el tiro le salió por la culata a la niña, porque su amigo decidió que era una buena idea darse vuelta. Lastima que no había lugar donde darse vuelta. Así que lo próximo que sintió fue su cuerpo cayendo por la gravedad. Abrió sus ojos de golpe e intentó manotear a Isshin, pero no estaba donde debía. Estaba al lado de Yaoyao, así que en este momento su visión anemo era la cosa más inservible del mundo.

—-¡Señor Kazuha! —Esa era la voz de Yaoyao bajando a toda velocidad las escaleras, jugando en delantera al tiempo.

Yaoyao se detuvo en seco, cuando una mano la empujó hacía atrás sin cuidado. Cayó sentada sobre sus piernas al final de la escalera. Un movimiento translúcido cruzó su vista y se levantó de un salto a ver si su amigo estaba bien.

—¡Señor Kazuha! ¿Está usted bien? —preguntó gritando la infante bajando la escalera deslizándose por el barandal.

Kazuha se acostó en el suelo. Tenía dos pares de ojos mirándolo expectante. Los ojos marrones lo miraban al borde del llanto y los ámbar –que parecían carecer de cualquier mínima emoción– lo miraban intentando descifrar si estaba vivo.

La niña una vez vio que su amigo pestañeaba, le dio una patada –suavecita– en las costillas.

—¡Me asustaste! Tonto sin sentimientos —le gritó Yaoyao, quien estaba llorando abrazando a Yuegui con firmeza.

Kazuha se sentó de golpe. Los ojos ámbar estaban puestos sobre ambos. El hombre se agacho, dejando la lanza a un lado. La calle estaba vacía.

—¿Tú debes ser la discípula de la Caminante Errante, no? —preguntó.

Yaoyao se secó las lágrimas y mientras le hacía una reverencia le respondió: —Soy Yaoyao, humilde discípula de la Adeptus Caminante Errante. No queríamos molestarlo Adeptus Xiao —murmuró la niña, disculpándose por ambos.

Kazuha, quien lucía cohibido y cuyo estado alcohólico había casi desaparecido por el pavor, miró a sus costados y luego al Adeptus otra vez. Tal vez si era verdad que había Adeptus hasta abajo de las piedras.

El guerrero cerró los ojos un segundo, había una frágil sonrisa entre sus labios, la cual desapareció tan rápido como apareció, pero no pasó desapercibida para el samurai.

Y antes de poder agradecer. El adeptus ya no estaba.

La niña se volteó rápidamente y le dio con su peluche en la espalda.

—¡Debías haberle agradecido, Kazu! —se quejó la niña —el adeptus Xiao te salvó la vida, ¡sabes lo que muchos darían por estar en tu lugar!

—¿Por estar en... mi lugar? —cuestionó el peliblanco, poniéndose de pie.

—Al Adeptus Xiao no le gustan los humanos y vive retraído de ellos. Puedo contar con los dedos de una mano la cantidad de humanos que ha salvado —respondió la castaña. El número no supera el cuarto dígito —deberás darle las gracias.

—¿Darle las gracias? No pienso ir hasta el Desfiladero Jueyun...

—Según Madame Ping, él vive en la Posada Wangshu. Y debes ir a agradecerle, es muy mal visto en Liyue no agradecerle a los adeptus por salvar tu vida.

Kazuha pestañeó repetitivamente.

¿La Posada Wangshu?

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⏰ Última atualização: Jun 26, 2023 ⏰

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