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Al día siguiente algo que no pasó de largo por parte de algunos estudiantes fueron las vendas y curitas que tenía en la nariz y parte de su rostro, dejando a recordar lo que claramente había pasado ayer.

Ahora el ambiente de la universidad había cambiado por completo, estaba un poco más alegre y calidad, todo lo contrario a lo que era antes. Antes todos debían de estar en alerta de no toparse con el Alfa puro y terminar en problemas por culpa de él, pero después de lo que paso ayer, eso había cambiado.

Aunque también era muy extraño de ver como el gran, temido y odiado Park Jisung llegaba a la universidad con sus típicas ropas oscuras y anchas, con una gorra que cubría levemente su cabello azul oscuro y con unos lentes de sol, caminando seguro de si mismo con un gigantesco ramo de rosas rojas en sus manos, llendo directamente hasta donde se encontraba ese pequeño Omega extranjero el cual almorzaba tranquilamente en el patio del lugar.

—Hey.

Mark casi se ahoga con el delicioso sándwich que su hermanito le preparo, moviendo un poco inquieto por la nueva presencia, ¡Era otra vez ese Alfa!

El Omega asustado por la presencia del menor rápidamente comenzó a guardar todas sus cosas, listo para huir e irse muy lejos de Park.

—¡Espera! No te vayas, Mark. —Rapidamente sujetó el brazo delgado del mayor cuando noto su intento de huida, esta vez siendo más cuidadoso que el día anterior— Solo quería discúlpame contigo, actúe mal ayer. —Tuvo que inclinar un poco su cabeza para poder ver mejor el rostro del canadiense, quien tenía que mirar hacia arriba nervioso y tenso— Usted realmente me gusta.

El mayor con su poca fuerza tiro de su brazo para que Park lo soltará, dando tres pasos hacia atrás con intenciones de mantenerse lejos. ¿Por qué tenía que pasarle ese tipo de cosas?

—No me toques, idiota. —Gruño con sus cejas fruncidas, Jisung le devolvió el gruñido el doble de fuerte, haciendo que el pobre omega se encogiera asustado— Ni siquiera me conoces para decir que "gustas" de mí, por favor, largo de mi vista, arruinas mi preciado desayuno.

—Sólo intento ser amable contigo y discúlpame, deja de comportarte como una perra grosera. —Atacó.

—Dices ser amable y acabas de llamarme "perra grosera". —El Omega extranjero soltó una risa sarcástica— ¿Acaso esa es tu definición de ser "amable"?

El Alfa rodó sus ojos, casando de que ese tonto Omega no fuera como casi todos lo eran en la universidad con él. Atentos, obedientes y sumisos.

—Mark, quiero que colabores. —Mascullo entre dientes volviendo a intentar tomar el brazo del mayor pero este fue rápido y le dió un manotazo, sorprendiendo al Alfa puro. Era la primera vez que un Omega se atrevía a golpearlo— ¿Acaso tú...?

—¡No me toques, aléjate de mí! Por favor.

Mark ahora se encontraba en un estado de pánico, realmente se mostraba asustado y en alerta que antes. Soltando su amargo aroma no dejaba de temblar y ahora de sus grandes ojitos salían gruesas gotas de lágrimas.

—¿Estás llorando? No llor-

No pudo terminar de hablar y tuvo que interrumpirse cuando una pelota de baloncesto choco duramente contra su cara. La verdad tampoco pudo evitar gemir de dolor debido a que habían golpeado sus heridas las cuales eran recientes.

—¿Es qué no aprendiste lo que paso ayer? —Era otra vez ese chico, Chenle, quien se agachó para agarrar otra vez la pelota y luego se colocó delante del único Omega— Dices que mi Mark es una perra cuando aquí estás tú comportándote como toda una perra cachonda buscando su atención.

—Chenle, no busques peleas. —Le susurro Mark a su lado empujándolo un poco.

El recién llegado miro con amor al mayor antes de sujetar suavemente sus mejillas, mostrándole un poco de cariño para calmar sus angustias un poco.

—Mi bebé, ¿Por qué no recoges tus cosas y vas con los hyungs? Debo encargarme de esta zorra.

—¡Chenle! Dios. —Golpeo al menor tomando sus cosas y antes de irse miro por última vez a Chenle— No seas bruto con él, por favor, no deseo saber que te volviste a meter en problemas. Papá está cansado de sacarnos de cada universidad por cuál tuya.

A Chenle le restó importancia aquello, moviendo su mano libre de un lado a otro mostrando desinterés y Mark se fue lejos del lugar, dejando solos a los dos Alfas.

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—¡Quiero que saques ese maldito Alfa de la maldita universidad! ¡Y lo quiero ahora mismo!

El director suspiro cansado tomando la taza quien anteriormente tenía café la cual se volcó sobre su escritorio cuando el Alfa puro entró de repente a su oficina y golpeó fuertemente dicho lugar.

—Jisung, no puedes seguir llegando acá y pedirme ese tipo de cosas. —Comentó el hombre mayor acariciando sus ojos pequeños por debajo de sus gruesos lentes— ¿No deberías estar en clases?

—¡¿Qué no ves como la perra esa me dejó la cara otra vez?!

Y la verdad es que Chenle había dejado su cara peor que el día anterior. Literal tenía morados sobre sus morados, uno de sus ojos estaba horriblemente hinchado al igual que su labio inferior, el cuál también estaba partido y no dejaba de sangrar.

—Bien, veré qué puedo hacer. ¿Cómo se llama el chico?

—Zhong Chenle.

El pobre director casi se infarta allí mismo cuando escucho ese nombre salir de la boca del menor, ¿En serio había dicho Zhong Chenle?

—Eso no puedo hacerlo, hijo. —Dijo algo nervioso y eso enfureció más al menor.

—¡¿Cómo no?! Ya has sacado a un montón de perras del lugar cuando te lo pido. ¿Por qué él sería una excepción? —Gruño molesto.

—Es Zhong Chenle, es hijo de un hombre muy importante en casi todo el mundo. —Contesto acomodando varios de sus mechones canosos hacía atrás, mostrando lo nervioso que estaba— Simplemente no puedo. Mi universidad es una de las más importantes y reconocidas, no deseo que sepan que realmente no es así. Ese niño podría dejarme en bancarrota si lo quisiera.

Jisung apretó fuertemente sus gorditos labios e inflo sus cachetes hasta colocarse rojo de lo furioso que estaba.

—¡¿Qué tan importante puede ser ese hijo de puta para que no hagas lo que te ordene?! ¡Eres un inútil, Park!

—¡Jisungie, entiéndelo!

El director se levantó de su silla con ruedas justo cuando el Alfa puro echando humo por sus orejas, al ver que no logro lo que deseaba, salió de la oficina lanzando fuertemente la puerta del la habitación.

El hombre suspiro cansado, tirándose nuevamente sobre su silla.

—Sea lo que este hacía ese niño, espero que no perjudique la reputación de la universidad. —Habló para si mismo quitándose los lentes— ¿Cómo pude criar a un niño tan mimoso y berrinchudo? ihgg, todo es culpa de mi Omega que lo consentia bastante.

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