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Ya estaba harto de que se culpara por lo ocurrido, él no tenía la culpa. Después de mi suspensión no pude contactarme pero quería que volviera de nuevo con el equipo ya que necesitábamos a nuestra estrella.
Cuando por fin termine las clases del día de hoy decidí ir a su salón para poder cruzar miradas con Asahi, al saber que él es la persona más tímida y penosa del mundo tendría que llegar desapercibidito a su aula.
Estaba cada vez más cerca y observaba que ya no estaba la mayoría de senpais en los salones, solo esperaba que Azumane siguiera viendo algunas cosas para perder el tiempo.
—Así que sigues aquí —estaba tan emocionado de que siguiera en esa ultimo asiento.
—¡NISHINOYA! —giró rápidamente notando el susto que le había sacado— ¿Qué haces aquí? —terminó de guardar sus cosas.
—¿No es obvio? —entré y cerré la puerta, colocando el seguro— Quiero que regreses al equipo, no puedo permitir que juguemos sin la estrella —me iba acercando a él pero solamente retrocedía.
—Sabes que no puedo hacerlo, solamente soy un estorbo para el equipo, no puedo pasar la pelota al otro lado —notaba como su cara derramaba tristeza.
—Claro que puedes hacerlo, yo confió en ti —quería que notara la confianza que siempre se había presentado, sin importar lo que había pasado—. Además tienes a alguien que quiere ser como tu, deberías de enseñarle —llegue a su pupitre donde él estaba.
—Debería de conseguir a alguien más, yo no soy el mejor para enseñarle —estaba a punto de salir pero lo detuve.
—No solamente vine a por esto —lo solté—. Además, no quiero que lo de nosotros termine —era la verdad, nunca había sentido algo parecido, él me hacía sentir esas mariposas en el estómago.
—Pero si te sigo dando estos problemas, lo mejor sería que nos separemos —no podía creer lo que estaba pasando—. Así que me iré y lo vuelvo a repetir, no regresaré al equipo.
Estaba por salir, intenté tomarlo por la mano pero mis piernas hicieron falso y las lágrimas comenzaron a salir, sin olvidar mis feromonas.
Mi respiración comenzó a fallar y no salían palabras de mi boca, observe como él todavía no se iba, estaba pasmado en la puerta.
—Yū, ¿llegó tu celo? —quería responderle pero no podía.
Sentía como un líquido salía de mi parte trasera, confirmando lo de mi celo. Quería que él me ayudara porque yo lo consideraba mi alfa pero por mi mente pasaba que no lo haría.
—A-ah ayúdame Azumane, p-por favor —estaba por mi limite.
—No puedo hacerlo, no estas en condiciones, solo te domina tu omega —escuche como mi corazón se rompía.
