Engels

23 de enero del 2022.

Suspiro.

Nuevamente los recuerdos invaden mi mente, aquellos recuerdos que desearía borrar con todas mis fuerzas. Extraño mi vida antes de él, extraño sonreír de verdad, extraño vivir y sentir paz.

Una vez más me miro en el espejo de mi habitación. Una habitación que antes solía estar llena de vida, pero ahora... es diferente. Yo soy diferente, lo que hace que las cosas a mi alrededor sean mucho más turbias y oscuras.

Odio el reflejo que proyecta el espejo. Mis ojos azules sin brillo, como si no tuviera vida. Mi cabello alborotado y mal arreglado, las grandes ojeras que se extienden por debajo de mis ojos. Sin mencionar las capas de rímel chorreado qué hay en mis mejillas. Y lo más atroz y desagradable que en estos momentos estoy observando, mi cuerpo.

Es evidente la pérdida de peso que he tenido durando todos estos meses. Meses donde él hizo lo que quería conmigo.

Lo odio. Me odio.

Una vez más vuelvo al lugar donde antes había dejado aquel polvo blanquecino que se había convertido en vicio. Inhalo, y lloro.

Lloro sintiendo impotencia. Lloro sintiendo que mi vida no tiene sentido. Lloro porque a pesar de todo el daño que él me hizo, lo sigo amando de una manera enfermiza.

Lloro porque malditamente dejé que él tuviera poder sobre mí. Arrinconándome a esto, arrinconándome a no ser nada.

Golpeo con mis manos el espejo donde antes me había mirado, mientras más lágrimas descienden sobre mi rostro. Siento el espejo hacerse nada, mientras limpio mi boca arrastrando el labial rojo que tenían mis labios.

Tomo profunda respiraciones notando que las mismas son superficiales, mientras me dejo caer cerca de la mesita de noche donde más recuerdos vienen a mi mente.

Aún puedo sentir sus manos explorando mi cuerpo, sus besos que me sabían a gloria sin saber que sus labios me llevarían a esta profunda oscuridad en la que me encuentro.

Cierro mis ojos mientras sonrío y pienso <<maldito seas Engels>>.