La Carta

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Paso varios días castigado hasta que comenzaron las vacaciones, un nuevo día había comenzado, Harry se despertó con mucha hambre pero ya estaba acostumbrado, salió y recogió el correo. Se dirigio al comedor y entrego el correo correspondiente a cada quien.

Se dio cuenta que había una carta dirigida a él lo cual se sorprendió, creyó que era una error pero por la parte de atrás decia:

Señor H. Potter
Alacena debajo de la escalera
Privet Drive, 4
Little Whinging
Surrey

Estaba apuntó de abrirla hasta que.

- Papá, Harry tiene una carta - Dudley le arrebató la carta y se la entrego a su padre.

- Es mía, dámela - Harry hacia intentos para recuperarla pero no lo logro.

- ¿Quién te escribiría a ti? - le pregunto en tono burló su tío lo cual hizo enojar y a la vez logro que Harry se sintiera un poco miserable.

Su tía la agarro con curiosidad para comenzar a leerla, sus ojos se abrieron y su cara cambio a confusión.

- ¡Vernon! ¡Oh, Dios mío... Vernon! - ambos adultos se vieron con horror.

- ¡Fuera de aquí! - corrió a los menores con tono frustrado.

Harry se tuvo que retirar a grandes zancadas intentando descifrar qué decía aquella carta.

Las horas pasaron y ya todos estaban más calmados, hasta que Harry pregunto sobre la carta.

- ¿Dónde está mi carta? - preguntó Harry en tono calmado, no quería hacer enojar a aquellas personas que tenía en frente.

- Fue un error, la carta no iba dirigida hacia ti - su tío le respondió mientras se sentaba en un sillón.

- Tiene razón, nadie le escribiría a un fenómeno como tú - su primo se burló mientras se posicionaba a lado de su padre.

- ¿Dónde está la carta? - Harry volvió a preguntar, su paciencia se estaba agotando pero no podía alterarse, sin darse cuenta comenzó a soltar feromonas lo que hizo que su primo se tapara la nariz.

- ¡Huele horrible! - a Dudley le llego un olor demasiado agrio.

-¡Calmate, no ves que afectas a Dudley! - su tía le grito aturdiendo le los oídos.

Su tío comenzó a acercarse a Harry pero un tipo de escudo evitó que continuará, el ambiente se tenso, y las luces parpadeaban, los muebles comenzaron a temblar y algunos objetos a levitar, hubiera continuado el ambiente si no fuera porque uno de los focos cayó justo delante sacándole del transe. Asustado se fue rápidamente a la alacena y se encerró ahí.

Se preguntaba que era lo que había sucedido, si realmente sus tíos tenían razón y era un fenómeno.

Como era apenas la mañana se acostó y leyó un poco de los restos de libros que poseía, pasaron unas horas hasta que su tía le toco la puerta.

- ¡Tenemos hambre, sal de tu basurero y preparanos algo, luego te pones a limpiar toda la casa, y no te atrevas a agarrar algo de comer porque te va ir mal! - escucho todo y comenzó a pararse, no le importo mucho lo que pidió, ya estaba acostumbrado.

Salió de su alacena y se dirigio a la cocina, ahí estaba su tía con un libro de recetas, casi nunca la veía en la cocina a menos que ella quisiera que aprendiera una nueva receta. Se sorprendió y asusto recordando como había sido aprender a cocinar para el.

- Vas a prepararnos una receta nueva, mi Dudley querido escucho que se estaba poniendo de moda una comida en el parque y pues quiso probarla - le explico mientras salía de la cocina dejándole todo a él - a, y te doy 1 hora para que puedas hacerlo, si no lo haces ya sabes que pasara -

Asi pasaron varios días, a base de castigos y pocas comidas. Un domingo cualquiera su tío se encontraba feliz, pues no era día de correo y entre semana habían estado recibiendo mucho. Se encontraba llevando unas galletas cuando un montón de cartas entraron por el buzón, por la chimenea y por cualquier ollo donde quepa una carta lo cual dejo desconcertados a todos. Su tío se encontraba furioso y comenzo a tapar todas las entradas posibles, pero las cartas continuaron u comenzaron a llover del techo.

Harry se encontraba feliz, muy feliz, al fin experimentaba un leve sentimiento de libertad que le duro muy poco, au tío se interpuso, lo agarro y lo encerró en su "cuarto".

- NOS IREMOS DE AQUÍ, LEJOS DE AQUÍ DONDE NADIE NOS ENCUENTRE - gritó furioso aquel hombre ppniendo todos los cerrojos de aquella puerta.

Pasaron 3 días en las cuales Harry solo habia podido comer una fruta y tomar un poco de agua, se encontraba en un piso de arena de una casa alejada de la ciudad, bastante tétrica pues estaba lloviendo pero a el le agradaba, las gotas caian con una libertad que deseaba con todo su corazón, estaba haciendo un pastel en el suelo pues justo era el día de su cumpleaños, soplo el suelo pidiendo aquel deseo que tanto anelaba. 

Unos golpes en la puerta lo asustaron y se escondio en una estrecha pared, observo como sus tíos bajaban y el hombre tenía una escopeta en mano, su primo estaba temblando de miedo escondiendose en uno de los sillones. Los golpes continuaron hasta que la puerta fue derrumbada, la silueta de un gran hombre se podia observar.

Harry tembló de miedo y observaba callado para no ser encontrado.

- Ay, perdón - aquel hombre con fuerza sobre humana levanto la puerta con una de sus manos como si nada.

-¿Quién eres tú? - preguntó su tío, Harry apenas y asomaba la cabeza pues tenía miedo, pero la voz amable de aquel hombre lo tranquilizó un poco.

- Soy Rubeus Hagrid, enviado por Albus Dumbledore desde Howarts, la escuela de magia y hechicería para buscar a Harry Potter - Harry asomo aun más su cabeza por lo escychado, y vio un aura muy calida alrededor de el ahora conocido Hagrid.

- NO ME INTERESA TODO ESO, SI FUE ENVIADO POR UN VIEJO CHIFLADO ME IMPORTA MENOS - grito su tío con la mano en el gatillo.

Hagrid con toda la confianza se acerco y con una de sus manos doblo el tubo de aquella arma, su mirada fue seria - No dejare que insulte al mejor director de todos los tiempos - avanzo un poco y vio a su primo, temblando de miedo - ¿Así que tú eres Harry Potter? Subiste de peso desde la última vez que te vi - Harry se desconsertó.

- No señor, yo soy Harry Potter - salió de su escondite con un poco más de seguridad y le dirijio una mirada curiosa a Hagrid.

Hagrid le dirijio un rostro preocupado, había visto a muchos niños de su edad pero ninguno tenía esas condiciones, delgado, chaparrito - oh, tengo algo para ti - comenzo a buscar hasta que topo con una caja - lo hice yo pero creo que se aplastó un poco de camino.

Harry recibió con brillos en su mirada  aquella caja, el aura de Hagrid le dio confianza al estar cerca, abrió la caja y se topo con un pastel que lo felicitaba - Gracias señor, gracias - Harry dejo la caja en un mueble y se acerco con timidez a Hagrid.

Hagrid saco una carta igual que todas aquellas que estuvo recibiendo en la ciudad, luego se dirigio al sillón y con un movimiento de su paraguas encendio la chimenea que tenía al frente - no se me permite usar magia pero sera nuestro secretito - Harry río ante lo dicho.

Harry abrió la carta y leyo lo mismo que decia la primera carta que había leído, la emoción empezó a ser grande, aquello era real.

Harry Potter y la piedra filosofal Drarry Vs Hedric *Omegaverse*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora