II

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Cuando recuperé la consciencia, lo único que vi fue un cielo oscuro, y unos árboles iluminados por una luz anaranjada que provenía de la hoguera de mi lado.

Yo me enderecé en el suelo alarmada por estar en el medio del bosque, pero el dolor en mi muslo me hizo detenerme en seco.

Un gemido de dolor se escapó de mi boca casi al instante y agaché mi mirada hasta las telas ensangrentadas que envolvían mi pierna.

—No te muevas, te harás daño.—Su voz era grave y ronca.

Volteé mi cabeza para ver a Bellamy, sentado en frente de la hoguera a solo unos metros de mí, con la mirada fija en el suelo.

El hombre que me había disparado.

—¿Dónde estoy?—Casi rechisté.

—Camino a nuestro campamento.

—¿A vuestro campamento?—Su cabeza se giró para mirarme.

—Allí te pueden ayudar.

—No quiero ir con vosotros a ninguna parte.

—Que pena que tú no tengas ningún tipo de  decisión aquí.—Yo arrugué la nariz ante la rudeza de sus palabras.

—¿Sabes lo que dará verdadera pena? Cuando pida tu cabeza a Heda y la cuelgue en una pared para verte muerto todas las mañanas.—Sus labios se entreabrieron al recorrer cada rincón de mi rostro.

—Por lo que veo lo único que tienes de doncella es el nombre.

—¿Quieres comprobarlo?

—Al menos agradece que no te dejáramos morir allí.—Habló despreocupado y mis cejas se hundieron.

—Tienes razón, gracias por masacrar a abuelos y niños de mi aldea y atravesarme la pierna con una bala.—Solté mientras las cuencas de mis ojos se humedecían al recordarlo.

Vi como sus ojos zumbaron irritados y al volver a mirarme su mandíbula se tensó.

—Te podría haber matado si hubiera querido, ¿lo sabes verdad?—Yo arrugué la nariz.

¿Se suponía que tenía que agradecerle que no me hubiera disparado en la cabeza?

Abrí los labios preparada para escupirle todo el veneno que llevaba dentro, pero no pude hacerlo debido al repentino dolor que recorrió mi cuerpo.

Yo solté un gemido de dolor inconscientemente.

—Aún tienes la bala en la pierna, cuando lleguemos al campamento te la sacarán y te pondrás bien.—Dijo suavizando su voz casi al instante.

Yo le miré de reojo con los labios muy apretados.

El dolor me creó un nudo en la garganta, por lo que simplemente me volví a tumbar para mirar el cielo, mientras las lágrimas recorrían silenciosas mis mejillas.

Me daba igual si él me estaba viendo o no.

Si tuviera la pierna bien, me pondría a correr tanto que en menos de un minuto ya me hubieran perdido entre los árboles.

Intenté cerrar los ojos y despejar la mente, pero aún así la noche se me hizo eterna y el dolor no me dejó conciliar el sueño ni por un segundo. Ya me puedo imaginar la sombra oscura que habrá debajo de mis ojos por todo el día.

Los demás parecieron dormir plácidamente, a excepción de Bellamy, quien estuvo despierto vigilando que nadie viniese mientras los demás dormían.

Yo solo me concentré en cómo cada minuto que pasaba sentía menos la pierna, en cómo el sudor se resbalaba por mi frente y en cómo mis labios se resecaban.

ʟᴀ ᴅᴏɴᴄᴇʟʟᴀ. [Bellamy Blake]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora